El municipio y la Dirección Regional de Agricultura y Pesca del Algarve (DRAP) firmarán un protocolo de colaboración para poner en marcha el proyecto, según el cual el campo se instalará en el entorno del Convento de Nossa Senhora do Desterro.

"Colocaremos en Monchique 30 variedades para que los agricultores puedan seleccionarlas y utilizarlas en sus parcelas y contribuir al mantenimiento de estas variedades adaptadas a una región con sucesivas sequías", dijo a Lusa el director regional de Agricultura, Pedro Valadas Monteiro.

El campo de demostración contará con una colección de peras de Monchique con réplicas de las variedades existentes en la colección instalada en el Centro de Experimentación Agrícola de Tavira (CEAT), que reúne más de 1.000 variedades de frutales de la región.

Según él, se trata de variedades bien adaptadas al clima del Algarve y que pueden llegar a ser "muy importantes" en un escenario de cambio climático, especialmente en una región afectada por sucesivos periodos de sequía.

La instalación del campo de demostración en Monchique permitirá recuperar una zona cuya importancia se remonta al desarrollo de la actividad agrícola, y que ya no se utiliza para ese fin.

En un comunicado, el ayuntamiento de Monchique señala que en el entorno del Convento de Nossa Senhora do Desterro, los monjes franciscanos "fomentaron las técnicas agrícolas y de riego".

Según la nota, la intención del ayuntamiento es adquirir las parcelas restantes para "rehabilitar toda la zona que rodea al convento, devolviéndole las funciones agrícolas que tenía".

La iniciativa también busca "reforzar el efecto defensivo de este anillo, creando un mosaico de gestión del combustible que aumente la protección del pueblo contra los incendios rurales".

El Ayuntamiento recuerda que estos frutales "llevan en sí mismos un patrimonio genético incalculable" y que "su olor y sabor tan característicos" son la marca más predominante de esta variedad de pera.

La conservación de la fruta se hacía habitualmente de una forma muy tradicional llamada "colgado", en la que las peras de Monchique se sujetaban individualmente con un cordel por el pedúnculo y, en grupos de 20 o 30 frutos, se colgaban del techo de las casas en un único punto.

Esta práctica ha caído en desuso en las últimas décadas, y la producción de estos frutos en el municipio de Monchique es ahora "bastante baja", concluye la nota.