Declarado a mediados de enero para hacer frente a lo que entonces era el peor aumento de infecciones del mundo, el estado de emergencia permitió al gobierno imponer duras medidas para suspender los derechos y libertades de los ciudadanos.

Portugal pasará ahora al estado de "calamidad", que sigue permitiendo al gobierno imponer algunas medidas para reducir el riesgo de contagio, pero las normas que puede aplicar son más limitadas y deben estar justificadas.