Los efectos secundarios de la llegada del covid-19 también pesaron en la vida de los animales adoptados en el primer trimestre de 2020, pasando rápidamente de 24 horas de amor humano durante el encierro a 12 horas de soledad en cuanto las personas retomaron sus rutinas profesionales y escolares, una situación que, según Lígia Andrade, de la Asociación Midas, ha "traumatizado a los animales".

"A partir de marzo de 2020, hubo un boom de solicitudes de animales en adopción", dijo la responsable de la asociación de Matosinhos.

En este contexto, crearon la campaña "Una mascota no es sólo para encerrar", sensibilizando a la gente sobre la "responsabilidad que conlleva adoptar un animal", dijo Lígia Andrade.

"Actualmente, estamos recibiendo muchas solicitudes para acoger animales, y estos animales no tienen ni un año de vida, es decir, fueron a parar a familias después de la llegada de la pandemia y ahora la gente quiere devolverlos", señaló.

Entre los motivos invocados, describió, están "mudarse de casa, haber sido desahuciados o planes de emigración", dijo la responsable de la asociación, que anualmente acoge "300 animales en adopción" y presenta una "tasa de retorno inferior al 1 por ciento".

"Hay muchas peticiones de ayuda, incluso se han dado casos de perros cuyos dueños han muerto por culpa de Covid-19, como ocurrió en marzo y abril de este año", añadió.

"Al terminar el encierro, las personas retoman sus ritmos normales, van al trabajo o a la escuela y el animal se convierte en un estorbo, pasando de un escenario de 24 horas en compañía de humanos a 12 horas de soledad, lo que les hace entrar en depresión, pero no tienen nuestra capacidad de expresarlo".