Llevábamos tres bolsas pequeñas, seleccionamos la aspiradora que queríamos comprar, avisamos a la joven que nos atendió y que amablemente llevó la aspiradora al punto de pago de que queríamos hacer una breve visita a la "tienda inglesa" y que volveríamos para pagar. Volvimos con dos bolsas más, pagamos la aspiradora y recogimos nuestras variadas compras. Le propuse a mi marido (que por cierto es ciego) que lleváramos las bolsas fuera para esperar el ascensor y que yo volviera a por la aspiradora. Había cinco empleados (en su mayoría hombres) de pie alrededor del cajero como si fueran piezas de repuesto de una fábrica en desuso. Ninguno de esos hombres (¿asistentes?) hizo ningún movimiento para ayudar, pero una de las jóvenes que identificó nuestras dificultades se ofreció a llevar la aspiradora fuera, lo que aceptamos.

El martes 6 de julio, durante una visita a Brico Marche en Lagos, vimos una pequeña mesa auxiliar blanca de exterior entre una pila de negras. No pudimos desplazar la carga y pedimos a un joven ayudante si podía ayudar a liberarlas. Lo hizo, sin problemas, y cuando hice que recogiera la mesa me dijo "no, la cojo yo". La colocó a la vista de la ocupada cajera y después de pagarla me di cuenta de que la había retirado al mostrador de la recepción y se ocupaba de limpiarla.

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P Jones, Por correo electrónico