Con los ojos mirando al suelo, moviendo siempre las manos, Ahn (nombre ficticio), de 22 años, justifica por qué fuma un cigarrillo: "Soy deportista, no debería fumar, pero ahora lo necesito".

Dice que es el cigarrillo lo que le ayuda a calmarse porque desde que los talibanes recuperaron el poder en Afganistán y conquistaron la capital, Kabul, no ha podido dormir, preocupado por toda la familia que aún vive en el país, incluidos su padre, sus tíos y sus primos, unas 30 personas.

"Desde que empezó la guerra, estoy estresado, siempre pienso en mi familia, pero no sólo en mi familia, en toda la gente pobre, y en cómo será el futuro de Afganistán, siempre estoy estresado y entonces no puedo dormir, no puedo explicarlo", dijo, en una entrevista con la Agencia de Noticias Lusa.

Según Ahn, quien tiene dinero puede abandonar el país, como el caso del presidente afgano: "La gente como él, que tenía dinero, se fue, la gente que es pobre [los talibanes] mata".

Durante unos meses tuvo dificultades para hablar con su familia porque en la ciudad donde vivían la red a veces no funcionaba, pero ahora que están en Kabul ha hablado con ellos casi todos los días.

Dice que están bien, que están en casa, pero revela que su mayor deseo era poder reunirlos a todos, una realidad que dice que no será posible por ahora porque no tiene dinero y ahora mismo es "muy difícil viajar a Portugal".

"Si pudiera ayudar a traerlos aquí, en cuanto lleguen, cogeré la nacionalidad, no quiero la doble nacionalidad, quiero la portuguesa, ya no soy afgano", dice convencido, para luego decir que se avergüenza de lo que está pasando ahora en el país.

Para Ahn, un refugiado afgano que vive en Portugal desde hace casi cinco años, el futuro de Afganistán "nunca será mejor".

"Afganistán no tiene futuro, el país lleva 50 años en guerra y no tiene futuro, esto causa mucha tristeza y estoy muy avergonzado, el mundo entero nos está mirando", señaló.

También Wahid (nombre ficticio), de 33 años, que vive en Portugal como refugiado desde hace cuatro años, tiene pocas esperanzas en el futuro del país, todo lo contrario. Con convicción, afirma que "la situación va a empeorar" porque los talibanes no son un grupo nuevo o desconocido, todo el mundo sabe ya de lo que son capaces, concretamente con las etnias minoritarias.

"Somos hazaras, somos una minoría y a los talibanes no les gusta y cualquier día pueden hacerles cosas malas", dice refiriéndose a su hermana y sus sobrinos que viven en Kabul, la única familia que le queda en el país.

Consiguió hablar con su hermana un día después de que los talibanes conquistaran Kabul y es a través de ella que se enteró de que "la situación está empeorando, cada día es peor", que tiene miedo de que la maten y que sólo quiere salir del país a alguna parte.

También es su hermana, con la que ha hablado regularmente, la que le cuenta que los servicios públicos están cerrados, los bancos y los centros de salud no funcionan, por no hablar de las fronteras o el aeropuerto.

"La vida social de la gente también, todo está cerrado. Si las familias necesitan comprar algo no pueden, la situación es muy difícil y ahora es muy ambigua porque no sabemos qué va a pasar", señala.

Admite que el miedo es mayor ahora porque los talibanes "parecen más fuertes que hace 20 años, tienen más armas y más vehículos militares en el país".

"Hay más miedo a matar a la gente porque quieren establecer un gobierno islámico según su interpretación. No aceptan otras creencias ni minorías y las personas que trabajaban con extranjeros también están en peligro ahora, todo el mundo lo está", dijo.

En relación a su hermana, una de las cosas que le hace estar un poco más tranquilo es el hecho de que está casada y eso la deja "más protegida", ya que "para otras chicas es muy difícil porque los talibanes las obligan a casarse".

En cuanto a los últimos años y el futuro del país, Wahid entiende que la comunidad internacional ya ha ayudado mucho, tanto en la formación de un nuevo gobierno y del ejército, como en la formación de una nueva constitución y en el establecimiento de un "sistema de democracia" o en la creación de instituciones para defender los derechos humanos.

"Ahora depende de los afganos, son los afganos los que tienen que mantener este logro", defiende.

Sin embargo, no es muy optimista sobre esta posibilidad y acaba admitiendo que el país "perderá todo lo conseguido en los últimos 20 años".

Los talibanes conquistaron Kabul, culminando una ofensiva que comenzó en mayo, cuando se inició la retirada de las fuerzas militares de Estados Unidos y la OTAN.

Las fuerzas internacionales están en el país desde 2001, en el marco de la ofensiva dirigida por Estados Unidos contra el régimen extremista (1996-2001), que acogió en su territorio al líder de Al Qaeda, Osama bin Laden, principal responsable de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001.

La toma de la capital puso fin a 20 años de presencia militar extranjera en Afganistán por parte de Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, entre ellos Portugal.

Frente a la brutalidad y la interpretación radical del Islam que marcó el régimen anterior, los talibanes han asegurado a los afganos que se respetará "la vida, la propiedad y el honor" y que las mujeres podrán estudiar y trabajar.

El 17 de agosto, los diplomáticos de la UE decidieron avanzar en la retirada de civiles y diplomáticos de Afganistán, incluidos los ciudadanos europeos, debido a la "peligrosa situación" que vive el país.