Sin embargo, cuando los pacientes son remitidos para ser operados, normalmente se realiza una esternotomía (cirugía a corazón abierto), opción que, además de los riesgos que conlleva, tiene un doloroso y extenso periodo de recuperación postoperatoria.

La mejor opción es la cirugía valvular mínimamente invasiva, que se realiza a través de pequeñas incisiones en los espacios intercostales, garantizando un periodo de recuperación seguro y rápido, lo que redunda en una mejor calidad de vida para el paciente.

La cirugía mínimamente invasiva, a diferencia de la cirugía convencional, se lleva a cabo mediante técnicas de vídeo endoscópicas y la introducción de diversos instrumentos a través de pequeños orificios.

La realización de una intervención quirúrgica a través de pequeños orificios, en lugar de recurrir a una extensa cirugía con heridas abiertas, permite obtener mejores resultados estéticos, menos dolor postoperatorio y menos morbilidad asociada, lo que se traduce en una reducción del periodo de recuperación y de la estancia en el hospital. En general, estas posibilidades permiten a los pacientes lograr una mayor funcionalidad y una vuelta más rápida a las actividades cotidianas.

La válvula mitral separa la aurícula izquierda del ventrículo izquierdo, la estenosis se produce de forma gradual. Al principio la aparición es lenta, pero poco a poco va empeorando con una discapacidad creciente. Los principales síntomas son la disnea (falta de aire), el estrés físico y la fatiga, que limitan gradualmente la capacidad del paciente para realizar sus actividades diarias.

La cirugía de reparación de la válvula cardíaca consiste en reparar o sustituir la válvula del paciente por una prótesis que puede ser totalmente sintética o biológica. La reparación o sustitución de la válvula mitral se considera la única opción adecuada para los pacientes con valvulopatías o en casos de regurgitación degenerativa severa aislada de la válvula mitral, la reparación es posible en aproximadamente el 90% de los casos.

Está demostrado que la Cirugía Mínimamente Invasiva tiene importantes ventajas en comparación con la esternotomía convencional, es una técnica segura, con resultados clínicos y funcionales mejorados y demostrados en el postoperatorio inmediato.

Este tipo de cirugía no invasiva provoca mucho menos dolor al paciente y el periodo de recuperación es mucho más corto. El paciente puede volver a sus actividades cotidianas mucho antes (es posible conducir un vehículo a motor después de sólo 2 semanas), todos estos son aspectos que agradan a los pacientes.

Además de las ventajas ya mencionadas, el hecho de que la única incisión necesaria sea muy pequeña hace que el paciente no tenga que permanecer mucho tiempo en Cuidados Intensivos, el número de días de ventilación es mucho menor y se necesitan menos transfusiones de sangre. También hay una menor incidencia de infecciones sistémicas o de la herida o de complicaciones renales postoperatorias.

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