"Sólo una cuarta parte de los países de todo el mundo cuenta con una política, estrategia o plan nacional de apoyo a las personas con demencia y sus familias", señala el informe de la OMS que analiza la respuesta mundial de la salud pública a la demencia publicado hoy.

Según la organización con sede en Ginebra, aunque aproximadamente la mitad de estos países se encuentran en Europa, muchos planes y estrategias nacionales para la demencia deben ser actualizados y renovados por los respectivos gobiernos europeos.

La demencia es un síndrome generalmente de carácter crónico o progresivo, que conduce a un deterioro de la función cognitiva -la capacidad de procesar el pensamiento- más allá de lo esperado en circunstancias normales de envejecimiento.

Resultante de lesiones o enfermedades que afectan al cerebro, como el Alzheimer, esta condición afecta a la memoria, el pensamiento, la orientación, la comprensión, la capacidad de aprendizaje y el lenguaje, entre otras funciones.

Según el informe de la OMS, el número de personas con demencia está creciendo en todo el mundo, estimándose que en la actualidad 55 millones de personas mayores de 65 años padecen este síndrome, cifra que se espera que aumente a 78 millones en 2030 y a los 139 millones en 2050.

Con más de 14 millones, Europa es la segunda región del mundo con mayor número de personas con demencia, por detrás de la región del Pacífico Occidental (20,1 millones).

"El crecimiento de la población y el aumento de la longevidad, combinados con el incremento de ciertos factores de riesgo de demencia, han provocado un aumento espectacular del número de muertes causadas por la demencia en los últimos 20 años.En 2019, se produjeron 1,6 millones de muertes en todo el mundo debido a la demencia, lo que la convierte en la séptima causa de muerte", subraya el documento.

El informe también advierte de que las personas con enfermedades neurológicas, incluida la demencia, son más vulnerables a la infección por el virus SARS-CoV-2, con mayor riesgo de hospitalización prolongada y de sufrir una forma agravada de Covid-19 y la muerte.

Por ello, según la OMS, es urgente reforzar el apoyo a nivel nacional, tanto a las personas con demencia, en lo que respecta a la atención sanitaria primaria y especializada, los servicios sociales, la rehabilitación y los cuidados paliativos y de larga duración, como al apoyo a sus cuidadores formales e informales.

"En los países de ingresos bajos y medios, la mayor parte de los costes de los cuidados de la demencia son atribuibles a los cuidados informales (65%).En los países más ricos, los costes de la asistencia informal y de la asistencia social alcanzan aproximadamente el 40% cada uno", dice el informe.

En 2019, los cuidadores, en su mayoría miembros de la familia, pasaron un promedio de cinco horas al día apoyando a las personas que cuidaban con demencia, y aproximadamente el 70% de este seguimiento fue realizado por mujeres.

"Dada la presión financiera, social y psicológica a la que se enfrentan los cuidadores, el acceso a la información, la formación y los servicios, así como el apoyo social y financiero, es especialmente importante.En la actualidad, el 75% de los países informan de que ofrecen algún nivel de apoyo a los cuidadores, aunque, de nuevo, se trata principalmente de países de ingresos altos", señala.

Según la OMS, una serie de ensayos clínicos infructuosos para el tratamiento de la demencia y los elevados costes de la investigación y el desarrollo han hecho que "disminuya el interés por desarrollar nuevos esfuerzos científicos" en esta materia.

"Sin embargo, recientemente se ha producido un aumento de la financiación de la investigación sobre la demencia, sobre todo en los países de altos ingresos, como Canadá, Reino Unido y Estados Unidos.Este último ha aumentado su inversión anual en la investigación de la enfermedad de Alzheimer de 631 millones de dólares (unos 532 millones de euros) en 2015 a una estimación de 2.800 millones (unos 2.300 millones de euros) en 2020" , ha señalado la organización.

Este informe sobre la situación mundial de la enfermedad hace un balance de los progresos realizados para alcanzar los objetivos mundiales de 2025 establecidos en el Plan de Acción Mundial de la OMS sobre la Demencia, publicado en 2017.