Hace muchas lunas (o un año, más exactamente) escribí un artículo sobre lo que yo llamaba nuestra "reina luminiscente de la noche" y el artista local Fernando Colaço me permitió muy amablemente utilizar una foto de una de sus hermosas lunas de piedra (con su cincelada mandíbula y su sonrisa torcida) para acompañar mis divagaciones lunares.

Fernando es de Alcoutim, pero participa con frecuencia en varios mercados de Castro Marim, Tavira y en el "Mercadinho" de Loulé, que es donde suelo encontrarme con él. Todos los sábados por la mañana, hasta el mes de octubre, en las calles históricas de Loulé, este pequeño mercado artístico seguirá alternando varios "temas" con diferentes artistas que exponen sus encantadoras creaciones, a menudo artesanales.

Fernando y yo somos ya grandes amigos y poco a poco he ido descubriendo más cosas sobre este maestro artesano y sobre cómo hace sus impresionantes estatuillas de piedra. Me contó que, para encontrar la materia prima orgánica para su arte, sale temprano por la mañana con su botella de agua y su mochila vacía a los distintos ríos y arroyos de los alrededores de donde vive.

No deja piedra sin remover", y explora las orillas en busca de guijarros cuya personalidad oculta parece atrapada en su interior, y que, con un pequeño golpe aquí y otro un poco más grande allá, podría descubrir y dar vida. Aunque sus creaciones preferidas suelen ser peces, caras, manos e incluso lunas, la naturaleza de su arte hace que ninguna sea completamente igual. Fernando dice que la piedra le dice lo que quiere ser, el único límite: es su imaginación.

Le pregunté cuánto tiempo lleva haciendo esto y, con un gesto de la mano, me dijo: "Oh, mucho tiempo..." "Pero el tiempo es relativo...", le contesté tenazmente, decidido a averiguarlo. "¿Cuánto tiempo es mucho tiempo?" Toda una vida, resulta. Fernando lleva cerca de 50 años cincelando lentamente su arte. Me contó la historia de cómo empezó y la historia tiene una maravillosa evolución, con una cosa que es un "peldaño" natural para la siguiente.

Verá, primero empezó trabajando como herrero. Esto le llevó un día a intentar evaluar la resistencia de una pieza de acero que acababa de forjar. La mejor manera de "probar su metal" (como se dice) es ponerlo contra algo igualmente resistente, y así, decidió golpearlo contra una piedra. Su metal, bien fabricado, era más que un rival, pero el dibujo que pudo grabar en esta superficie sólida fascinó a Fernando y le hizo emprender este nuevo y bastante rocoso camino.

Lo que más me gusta de esta historia es que Fernando se dedicó a utilizar sus conocimientos de metalistería para crear las herramientas (martillos, cinceles, artilugios para fijarlos, etc.) que necesitaba para plasmar sus nuevas ideas en la piedra. También se dedicó a fabricar sus propias herramientas para trabajar la madera y, en una vía de creatividad totalmente ajena y sorprendente, también fabrica marionetas.

A Fernando siempre le ha gustado el arte y, aunque dice que nunca fue a la escuela para aprender, cuando era joven vivía en Lisboa y frecuentaba todas las exposiciones de arte locales, inspirándose y enseñándose a sí mismo.

Sus nietos y muchos niños de los mercados se quedaban hipnotizados cuando le veían trabajar afanosamente, así que ahora crea una especie de molde más suave, junto con algunas herramientas más adecuadas para los niños, para que éstos puedan aprender y "probar" a crear sus propias esculturas imaginativas.

Así que no dejes de buscarlo en los mercados de arte locales y, si quieres ponerte en contacto con él, puedes encontrarlo en Facebook en colaco.fernando o enviarle un correo electrónico a fernandocolaco50@gmail.com