"Ha ido extraordinariamente bien. Ha superado con creces las expectativas y la gran diferencia con respecto a las ferias anteriores es que durante la semana hubo un gran número de visitantes, mientras que durante el fin de semana la asistencia se acercó a las cifras prepandémicas", declaró a Lusa el vicepresidente de APEL, Pedro Sobral.

El evento, que tuvo lugar entre el 26 de agosto y el 12 de septiembre, contó con el máximo número de visitantes posible debido al límite de 5.500 personas por día.

Para APEL, tres factores fundamentales contribuyeron a estos resultados: la liquidez de los consumidores, el hecho de ser el primer evento de gran envergadura al que la gente acudía de buen grado y una mayor sensibilidad a la lectura debido a la atención de los medios de comunicación.

"El año pasado la gente venía con una lista, compraba sus libros y se iba. Este año había ganas de asistir a la feria, de quedarse a comer o cenar. Esto se comprobó también por la gran cantidad de asistentes durante la noche y las horas H también alcanzaron valores muy altos", destacó Pedro Sobral.

"Durante el encierro la gente no compró libros, a diferencia de lo que ocurrió en otros países europeos. Ahora, dada la presencia de los libros en los medios de comunicación, la exposición mediática del libro, se ha producido un aumento de la demanda, que puede hacernos mirar con optimismo hasta el final del año", dijo.