Este levantamiento de las restricciones -previsto en la tercera fase del plan del Gobierno- se produce en un momento en el que Portugal se acerca a tener el 85% de la población vacunada.

"Hay condiciones sanitarias para que avancemos con confianza a la nueva fase prevista desde julio en el plan del Gobierno", dijo el jueves a Lusa un miembro del ejecutivo.

Así, la idea en el ejecutivo es hablar de un "punto de inflexión", o de un "momento de confianza", pero evitando utilizar "eslóganes" británicos como el "Día de la Libertad".

Tal y como prevé el plan del ejecutivo, en la tercera fase ya no hay límites máximos para el número de personas en grupo dentro de restaurantes, cafeterías, pastelerías y terrazas, así como los límites de aforo para establecimientos, espectáculos culturales y eventos familiares.

Otro cambio casi seguro será la reapertura de bares y discotecas, aunque los clientes sólo podrán entrar si presentan un certificado de vacunación o un test de Covid-19 negativo.

El Gobierno también ha destacado la importancia de transmitir un mensaje de prudencia sobre la necesidad de mantener un alto nivel de responsabilidad individual en cuanto a la adopción de comportamientos que eviten el contagio del Covid-19.

En este sentido, la ministra de Sanidad, Marta Temido, advirtió que se debe seguir utilizando la mascarilla en espacios cerrados o donde no sea posible preservar la distancia social aconsejable.

Según una fuente del Ejecutivo, la cuestión de mantener o no la obligación legal de utilizar la mascarilla en espacios públicos cerrados es una de las que siguen abiertas en relación al Consejo de Ministros de este jueves.

"Es una cuestión a debatir si se mantiene la obligación, o si hay obligación en algunas situaciones, como por ejemplo en los transportes públicos, o incluso si el uso de la mascarilla se considera un deber desde el punto de vista cívico", dijo.