Los viñedos del Algarve, encerrados en un anfiteatro protegido de los vientos del norte, tienen un clima único caracterizado por una media de 3.000 horas de sol al año, lo que beneficia a los productores de la región. El suelo también es idóneo, por lo que existe el potencial bruto para cultivar excelentes uvas y, por tanto, crear grandes vinos.

Es el arte de combinar todos los elementos esenciales para crear una sinergia, y esto es lo que separa a los buenos de los grandes

Un mantenimiento experto de los viñedos y una precisión científica en la bodega respaldada por la tecnología moderna para que nada se deje al azar. Ingenieros motivados utilizan técnicas de vanguardia y dedicación para crear un activo a largo plazo en lugar de pensar a corto plazo.

Siguiendo una estricta política de calidad antes que de cantidad, los prometedores viticultores del Algarve pueden competir hoy en día en un mercado competitivo en el que Portugal produce actualmente un total de unas 80 variedades de uva diferentes. En las pequeñas explotaciones del Algarve, cada vino tiene su propia personalidad y características, que provienen del exitoso maridaje entre el "terroir" y la dedicación de los viticultores. Esto se complementa con una poda cuidadosamente controlada en el viñedo que reduce el rendimiento de la uva. Lo ideal es que la poda se realice dos veces al año, la primera en enero y la segunda unas semanas antes de la vendimia. En la primera poda sólo se cortan las ramas para reducir la capacidad de producción, mientras que en la segunda se eliminan las uvas casi maduras, a veces hasta el 50%. Este proceso limita drásticamente la cantidad producida pero aumenta la calidad, ya que la energía de crecimiento de la vid y su capacidad para dar los mejores frutos se ve aumentada por la simple razón de que el proceso se divide entre menos receptores. Como ejemplo, el rendimiento medio en Portugal de una hectárea de viñedo es de 10.000 kg de uva. Los productores masivos de vino en el Nuevo Mundo a veces rinden hasta 35.000kg, mientras que algunos de los nuevos productores de vino boutique del Algarve a menudo se reducen a 5.000kg o menos por hectárea.

Otro aspecto importante del mantenimiento de los viñedos es el beneficio de la mano de obra sobre la maquinaria en el contacto directo con las uvas. La recogida manual de las uvas durante la vendimia provoca menos estrés en la planta. También hay menos uvas dañadas y, en consecuencia, el riesgo de una fermentación temprana es menor.

Esto no significa que la mecanización sea indeseable. En la viticultura, la maquinaria y la tecnología han simplificado y enriquecido enormemente la producción.

Ha demostrado su eficacia en muchos ámbitos: el transporte de la vendimia desde los campos de cultivo en camiones refrigerados para evitar la fermentación prematura, por ejemplo, o el prensado de las uvas hasta el punto preciso en el que no se dañan las semillas. El prensado extra, que utilizan muchos productores industriales, puede extraer hasta la última gota, pero puede crear taninos amargos no deseados que pueden dar lugar a una nota áspera en la boca. Los efectos negativos de este prensado excesivo requieren entonces el uso de aditivos compensadores del sabor en la bodega, un proceso que es absolutamente un "no-go" para los productores de calidad como Quinta dos Vales, la premiada bodega de Estombar, Lagoa.

Esto nos lleva a la siguiente fase de la creación de un vino de calidad: la precisión en la bodega. El prensado cuidadosamente medido de las uvas es también una parte vital del control de calidad. Los productores de vino que aspiran a la excelencia reducen, por precaución, la cantidad de líquido extraído de las uvas del 75% (que es más o menos lo habitual) al 60-65%. Esto significa una cantidad menor pero una calidad mayor. Cuanto más estricta sea la selección de las mejores uvas en la cinta transportadora, mayor será la calidad final, porque sólo las mejores uvas de la cosecha pasan al producto final.

Los enólogos, por supuesto, desempeñan un papel fundamental, por lo que es esencial que estén al día en su campo. La enología es una profesión muy antigua pero en constante cambio, por lo que es importante que el enólogo esté al tanto de las últimas innovaciones, tecnologías y equipos y que los aplique en la búsqueda de la mejora del vino producido bajo su supervisión.

El aspecto más importante de todo el proceso es quizá la conciencia de que crear vinos excelentes lleva años, por lo que la filosofía de producción debe considerarse desde una perspectiva a largo plazo. El objetivo, por tanto, debe ser la creación de activos a largo plazo, más que el flujo de caja directo a corto plazo. La planificación a largo plazo también es esencial porque el vino está influenciado por muchos factores, especialmente el clima, que obviamente no se puede controlar.

Hay que hacer planes detallados y exhaustivos con años de antelación. La selección de la variedad de uva, por ejemplo, es importante, porque las distintas variedades deben cosecharse en momentos diferentes. Las uvas deben recogerse en el momento preciso para que el contenido de alcohol y el nivel de acidez estén exactamente en el nivel deseado durante el proceso de producción. Para tener una temporada equilibrada, es necesario asegurarse de que los tiempos de cosecha no se solapen, para aprovechar mejor la mano de obra, y con una sola variedad que pase por el proceso de pre-fermentación a la vez. Tras la vendimia y la selección, hay que disponer de los recipientes exactos para recibir el vino.

No es difícil ver que la creación de un vino de verdadera calidad es una empresa compleja y que requiere mucho tiempo, pero hay productores en el Algarve que han dejado su huella en los últimos años en el mercado portugués del vino. Entre ellos se encuentra Quinta dos Vales, situada en Estombar, Lagoa, que ha sido galardonada 8 veces en los últimos 11 años con el título de "Mejor Vino del Algarve" en concursos locales y nacionales. También es esta bodega la que sorprende siempre con nuevas ofertas y productos, como "The Vines", el primer complejo vinícola del Algarve en régimen de alquiler, enclavado en medio de viñedos, o recientemente "The Winemaker Experience", que permite a los amantes del vino convertirse en auténticos viticultores, cada uno con su propio viñedo.