Esto forma parte de un proyecto de repoblación llamado "Seaghorse" y se está llevando a cabo en el lugar donde hace apenas 20 años se encontraba la mayor comunidad de caballitos de mar del mundo.

En el año 2000, la comunidad de estos peces en la Ría Formosa, en el Algarve, era considerada la mayor del mundo, pero en 20 años "se ha producido una reducción del 96 por ciento en su número", dijo a la prensa Jorge Palma, investigador del Centro de Ciencias del Mar (CCMAR) de la Universidad del Algarve (UAlg).

Los animales fueron liberados en una de las dos zonas de santuario creadas recientemente en el estuario, entre Faro y Olhão, donde se han colocado estructuras artificiales que recrean su hábitat natural para que puedan establecerse allí.

La mayoría de estos caballitos de mar nacieron en los tanques de la Estación Marina de Ramalhete, en Faro, pero sus padres son ejemplares que vivían en la naturaleza y fueron llevados allí para reproducirse, contribuyendo así a la conservación de la especie.

El proyecto, "sólo tiene sentido porque la introducción se hace en una zona protegida, de lo contrario estarían expuestos a los efectos negativos que todavía pueden existir en la ría", destacó Jorge Palma, señalando que el objetivo es que los animales se queden en el santuario.

Los caballitos de mar fueron transportados en barco en dos tanques hasta una zona protegida, a media milla de la costa, donde está prohibida la navegación. A continuación se colocaron cuidadosamente en pequeñas jaulas para que los buzos los introdujeran en el agua.

El equipo de buzos llevó las jaulas al fondo, a una profundidad de unos cuatro metros, para luego liberar a los animales junto a los arrecifes artificiales que se convertirán en su hábitat.

Según Jorge Palma, estos peces son "completamente diferentes a todos los demás" y además "malos nadadores", lo que los hace "muy vulnerables", ya que "tienen que estar siempre sujetos a algo".

Aunque la mayoría de los animales liberados sólo tenían entre siete meses y un año de edad, ya son adultos y durante su corta vida en cautividad se ha preservado su capacidad de supervivencia en la naturaleza, ha añadido.

"Lo que les dimos en cautividad no es pienso, sino sus presas naturales que tienen que cazar en los tanques, así que cuando sean liberados mantendrán esta capacidad de sobrevivir en el medio natural", señaló el investigador.

Seguimiento de

Dentro de un mes, el equipo volverá al lugar para controlar la evolución de la nueva población, una tarea que se ve facilitada por el hecho de que estos peces tienen, según la especie, unas características físicas que los distinguen entre sí y permiten diferenciarlos de los que ya se encuentran en la naturaleza.

"Antes de liberarlos, tomamos fotos de cada uno y tienen una marca natural que nos permite distinguirlos", observó Jorge Palma, explicando que los "hippocampus hippocampus" (especie de hocico corto) tienen una marca en la parte superior de la cabeza y los "hippocampus guttulatus" (especie de hocico largo) tienen un patrón de manchas en su cuerpo.

La población de caballitos de mar en la Ría Formosa ha sufrido una drástica reducción en las últimas décadas, habiendo casi desaparecido debido a factores como los cambios ambientales, la destrucción de las praderas marinas, su hábitat, la pesca ilegal o el tráfico excesivo de barcos.

La iniciativa de repoblar los caballitos de mar en la Ría Formosa fue llevada a cabo por el CCMAR en el marco del proyecto "Seaghorse", con financiación de la Fundación Belmiro de Azevedo.

El proyecto también investigará la dinámica de las poblaciones de caballitos de mar y tratará de comprender el papel de las praderas marinas como hábitats de apoyo y proveedores de alimentos.

Otro de sus objetivos es averiguar si este papel de las hierbas marinas podría verse afectado por la reciente invasión de la Ría Formosa por el alga "Caulerpa prolifera".

En el proyecto también participan las autoridades marítimas, el Instituto de Conservación de la Naturaleza y los Bosques (ICNF), el Parque Natural de la Ría Formosa y la Agencia Portuguesa de Medio Ambiente (APA).