A pesar de que el cáncer digestivo es el más frecuente y el que más mata, todavía existe un gran desconocimiento sobre el aparato digestivo. Después de todo, es el sistema más grande del cuerpo humano e incluye muchos órganos vitales. El cribado y la prevención de este sistema arrojan resultados muy pobres. Según el SPG, es muy importante que la gente consulte a un gastroenterólogo antes de sentirse mal o incluso antes de que haya síntomas. Al igual que el recuento sanguíneo y el colesterol se analizan con regularidad, el análisis del hígado debe realizarse.

Entre los 45 y 50 años, no debe faltar la revisión del cáncer de colon. También es importante saber que los pólipos aparecen a lo largo de la vida y, si no se eliminan, pueden volverse cancerosos.

Algunos de los pilares en la prevención de la enfermedad son: una dieta equilibrada, hacer ejercicio con regularidad, evitar y corregir la obesidad y las consultas periódicas con un gastroenterólogo. Garantizar una buena salud digestiva, junto con un diagnóstico precoz -obtenido con análisis periódicos, colonoscopias y endoscopias- se considera la forma más eficaz de reducir la mortalidad, incluido el cáncer.

En cuanto a la alimentación, es importante mencionar el microbioma intestinal.

Al igual que el genoma humano, el microbioma intestinal representa el patrimonio genético de los microorganismos que viven en nuestro interior: un ecosistema de más de 100 billones (en su mayoría bacterias) que viven en nuestro sistema digestivo.

Según los científicos, un número muy superior al de las estrellas del universo. Ahora se sabe que estos microorganismos pueden ayudar a prevenir y regular las infecciones en todo el cuerpo, desde problemas respiratorios, metabólicos, inflamatorios, enfermedades del tracto urinario, alergias o incluso enfermedades del propio intestino.

La composición del microbioma evoluciona a lo largo de la vida, como resultado de diferentes influencias externas. Una dieta diversificada, asociada a unos hábitos de vida saludables, tendrá un impacto positivo en el sistema digestivo, dando lugar a un aumento de las bacterias protectoras.

El consumo de prebióticos y probióticos también ayuda a optimizar el microbioma. Los prebióticos funcionan como alimento para los microorganismos y están presentes en las verduras y las frutas (por ejemplo, el ajo, las cebollas, los espárragos, los tomates, los plátanos, las ciruelas, las manzanas, las nueces, las almendras, los granos y los cereales).

Por otro lado, los probióticos son microorganismos y están presentes en las verduras y frutas (por ejemplo, ajos, cebollas, espárragos, tomates, plátanos, ciruelas, manzanas, nueces, almendras, granos y cereales).

Por otro lado, los probióticos son microorganismos beneficiosos para nuestra salud, para el confort digestivo, para la regulación del sistema inmunitario, para compensar agresiones externas como el estrés, la mala alimentación o cuando estamos tomando antibióticos. La mayoría de los probióticos tienen su origen en las bacterias que se utilizan habitualmente para fermentar los alimentos, como las que se encuentran en los yogures y la leche fermentada.

Por lo tanto, los alimentos que ingerimos a diario no sólo alimentan nuestro cuerpo, sino que también nutren a trillones de microorganismos que viven en nuestro sistema digestivo, sin los cuales sería difícil sobrevivir. A pesar de las crecientes evidencias científicas sobre la importancia del microbioma, aún queda mucho por saber sobre la función de este "órgano".

Hasta entonces, recordemos la célebre frase de Hipócrates (padre de la medicina, siglo III a.C.): "Todas las enfermedades comienzan en el intestino y, del mismo modo, la cura también comienza allí".

LA IMPORTANCIA DE UN SISTEMA DIGESTIVO SANO GASTROENTEROLOGÍA