"A día de hoy, en la plataforma digital Booking (de reserva de alojamientos y hoteles) estaban registrados 37 albergues en el gran Oporto, en 2019 había 62 albergues. La reducción ha sido brutal", afirma Diogo Nogueira, propietario de Being Porto Hostel, situado en la Rua de Belmonte, junto al Palácio da Bolsa y el Mercado Ferreira Borges, que actualmente está cerrado por obras de mejora.

Aunque el albergue de Diogo Nogueira no ha cerrado, en gran parte gracias a la ubicación, pero también a la caída de la oferta de apartamentos de alojamiento local, el empresario dice que conoce a "mucha gente" en Oporto que no pudo superar los problemas relacionados con el sector turístico debido a Covid-19.

"Varios hostales, 'casas de huéspedes' y apartamentos subarrendados para el Alojamiento Local (AL) no pudieron aguantar por incapacidad financiera y tuvieron que cerrar", dice Diogo Nogueira, explicando que muchas personas habían invertido en el alquiler de apartamentos para luego transformarlos en AL, que "fracasaron completamente".

Su negocio "chirrió", es decir, su negocio "quebró completamente" y cesaron la actividad, ya que no tenían turistas. Sin ingresos, no pudieron pagar el alquiler a los arrendadores de los inmuebles alquilados y "más del 90% de estos apartamentos para AL dejaron de existir", dijo a Lusa.

Nuno Ferreira, un operador turístico que gestiona unos 50 apartamentos en el corazón de la ciudad de Oporto, concretamente en las zonas de Coliseu, Ribeira, São Bento, Poveiros y Sá da Bandeira, asegura que para que el negocio sobreviviera a la pandemia, que dura ya casi dos años, tuvieron que poner varios apartamentos con un contrato a medio plazo, es decir, con una duración de seis meses o más "para mitigar los daños económicos" y con la esperanza de que en verano se pueda recuperar.

"Lo que están pagando los inquilinos es sólo para cubrir gastos y mantenerse a flote, ya que los contratos a medio plazo no dan beneficios. Luego hay que pagar al verdadero propietario, ya que muchos apartamentos de AL están alquilados", explica Nuno Ferreira, señalando que quedan por pagar varios gastos de mantenimiento e internet.

La tasa turística municipal y los precios del agua en Oporto, más caros para las empresas que para las familias, son otros de los costes que los empresarios de AL de Oporto tuvieron y tienen que afrontar durante la crisis pandémica.