"Sí, puede ocurrir que en los próximos otoños e inviernos sea necesario adaptar las medidas. Algunos años serán más restrictivos, otros menos", admitió Graça Freitas.

La responsable de la Dirección General de Salud (DGS) consideró que estos comportamientos no serán difíciles de adoptar para los portugueses, subrayando: "El ser humano tiene una gran capacidad de adaptación y éste será un factor más que aparecerá en nuestras vidas y aprenderemos a manejarlo casi instintivamente."

"Llegaremos a un momento en el que las recomendaciones casi no serán necesarias y eso es lo que se espera, que la población, los servicios, la sociedad se adapten, flexibilizando las medidas, pero de forma que estas medidas impacten lo menos posible en nuestra vida social y económica", dijo, subrayando: "No hay salida hasta que no entendamos las características del virus, y es un virus muy joven".

Puso como ejemplo el virus de la gripe, que aunque es conocido y es un virus al que los portugueses ya están acostumbrados, "en algunos inviernos provoca una mayor presión sobre los servicios sanitarios y las urgencias".

"No tenemos ninguna previsión de cómo se comportará el virus SARS-CoV-2 y no hay ninguna garantía de que las nuevas variantes sean más benignas que las anteriores, incluso pueden ser más complejas", dijo.