1. Europa aplica a los británicos las mismas normas que a todos los demás ciudadanos extracomunitarios, al igual que el Reino Unido aplica a los europeos las mismas normas que a los nacionales de todos los demás países. Existe un límite en la duración de la estancia para cualquier persona que no sea ciudadano de la UE, al igual que existe un límite aplicado a los turistas británicos que visitan Estados Unidos, Canadá, etc. El Reino Unido también tiene un límite en la duración de la visita de un extranjero al Reino Unido, y esto no permite la obtención de la residencia. La finalización de los viajes libres (y prolongados) entre el Reino Unido y la UE es el resultado de la decisión británica de romper con la UE, no de ninguna decisión de la UE.

2. Sólo en el Reino Unido se habla de "las normas de Bruselas"; en el continente las llamamos "las normas británicas", ya que muchas de ellas se aplicaron por insistencia del Reino Unido, o para establecer acuerdos especiales en favor del Reino Unido a costa de los demás países de la UE.

Sólo podemos esperar que Bruselas acabe eliminando todas estas "normas británicas" para hacernos la vida menos complicada. Por cierto, la frase "reglas de Bruselas" fue una de las mentiras de Boris Johnson cuando era reportero y antes de ser político, y ha continuado con esta afirmación errónea desde entonces.

3. Gran Bretaña nunca se adhirió al Convenio de Schengen, y siempre ha sido necesario mostrar una prueba de ciudadanía o un pasaporte para entrar y salir del Reino Unido, incluso cuando el Reino Unido formaba parte de la Unión Europea. Esto no ha cambiado.

Ron B. Thomson, Lagoa