"Nosotros, los médicos que trabajamos en Portugal, nos oponemos al conflicto que está teniendo lugar actualmente en territorio ucraniano y pedimos urgentemente un alto el fuego, así como la existencia inmediata de un corredor humanitario independiente y libre que permita que la ayuda llegue efectivamente a quienes la necesitan", dicen los médicos en la carta.

El reto de que los médicos que trabajan en Portugal firmen esta carta fue lanzado por la Ordem dos Médicos (OM) para "salvar a los heridos en combate, que están sufriendo, ya sean ucranianos o rusos", pero también para que lleguen a Ucrania alimentos, agua, medicinas y material médico, según explicó el presidente a Lusa.

"Independientemente de la guerra, los heridos tienen derecho a ser atendidos. Es una cuestión de derechos humanos y desde esta perspectiva lanzamos esta llamada de atención que se reproducirá en todo el mundo", subrayó.

Según el presidente de la OM, los miles de médicos que han firmado la carta son portugueses, rusos, ucranianos, ingleses, cubanos, brasileños, españoles y de otras nacionalidades.

Diversas nacionalidades

"Afortunadamente, en Portugal tenemos una diversidad de nacionalidades, en el ámbito de la Medicina, que es importante y un activo para nosotros", dijo.

Para Miguel Guimarães, los médicos tienen la obligación de tomar una actitud como ésta "en defensa de la neutralidad médica, en defensa de lo que es el acceso a la asistencia sanitaria de los enfermos, en este caso los heridos de guerra".

En la carta, los médicos piden "el cese inmediato de las hostilidades y la resolución de todas las cuestiones políticas exclusivamente por medios pacíficos".

"Hemos jurado consagrar nuestras vidas al servicio de la humanidad. Nuestra misión es salvar vidas humanas. Queremos un mundo sin miedo. Donde nadie tenga que sufrir sin acceso a la atención médica. Queremos la ciencia al servicio de la vida y no de la destrucción", dicen en la carta, justificando que están "juntos por la paz y la vida, con humanismo y solidaridad".

"Ser médico es estar en primera línea, al frente, sin dejar a nadie solo, en tiempos de paz y de guerra. Existimos para servir a nuestros pacientes", dicen los firmantes, subrayando que no dividen a las personas en "amigos y enemigos" y no permiten que "consideraciones de religión, nacionalidad, raza, partido político o posición social" se interpongan entre su deber y el paciente.