La frecuencia de un chequeo debe ser establecida por el médico del paciente y varía en función del estado de salud de la persona, su historial médico y sus enfermedades familiares. Por lo general, se recomienda que las pruebas se realicen con la siguiente frecuencia

Adultos sanos: cada 2 años; personas con enfermedades crónicas, como hipertensión, diabetes o cáncer cada 6 meses y personas con factores de riesgo de alguna enfermedad, como obesidad, fumadores, personas que llevan un estilo de vida sedentario o personas con niveles altos de colesterol, una vez al año.

También es importante que las personas con riesgo de padecer problemas cardíacos presten especial atención a algunos síntomas, como el cansancio fácil o el dolor de pecho. En general, la consulta con el cardiólogo para los hombres de más de 45 años y las mujeres de más de 50 que no tienen antecedentes de problemas cardíacos debe realizarse anualmente. Sin embargo, si hay antecedentes familiares de enfermedades cardíacas, es posible que el médico recomiende que las consultas anuales comiencen a los 30 años para los hombres y a los 40 para las mujeres.

Las pruebas solicitadas durante un chequeo permitirán al médico confirmar el funcionamiento de algunos órganos, como los riñones, el hígado y el corazón, además de ser útiles para identificar infecciones y alteraciones sanguíneas como la anemia y la leucemia.

Las principales pruebas necesarias son: glucemia en ayunas; hemograma; urea y creatinina; ácido úrico; colesterol y triglicéridos; transaminasas para comprobar la función hepática; TSH y T4 libre (para la actividad tiroidea); PCR (infección/inflamación); análisis de orina y análisis de heces.

Además de estas pruebas, el médico puede solicitar otras, en función del estado general de salud del paciente, como transferrina, ferritina, marcadores tumorales y hormonas sexuales. En cuanto a los exámenes radiológicos, normalmente también son necesarios una ecografía abdominal, una radiografía de tórax, un ecocardiograma y un electrocardiograma, así como exámenes oftalmológicos.

En el caso de los pacientes diabéticos, también puede solicitarse la prueba de hemoglobina glicosilada, que evalúa la cantidad de glucosa circulante en un periodo de tres meses.

En el caso de las mujeres, es importante que se realicen anualmente exámenes específicos, como la citología vaginal, la colposcopia, la vulvoscopia, la ecografía mamaria y la ecografía transvaginal. A partir de los resultados de estos exámenes, el ginecólogo puede confirmar si hay alguna infección, quistes o alteraciones del aparato reproductor.

Por otro lado, para los hombres a partir de los 40 años se recomiendan exámenes específicos, como la ecografía de la próstata y la medición de la hormona PSA.

En el caso de los fumadores, por ejemplo, además de las pruebas que se solicitan normalmente, se recomiendan otras como algunos marcadores tumorales, espirometría con evaluación de la función respiratoria, electrocardiograma con prueba de esfuerzo y análisis de esputo con investigación de células cancerígenas.

La salud empieza por la prevención, así que no posponga más su revisión anual.