Citando datos del Servicio de Extranjería y Fronteras (SEF), el periódico informa de que, de los inmigrantes que obtuvieron un permiso de residencia este año, 47.600 son brasileños que dicen venir a Portugal a trabajar, pero tienen dificultades a la hora de conseguir una vivienda, ya que los salarios son bajos, los alquileres altos y los propietarios cada vez más exigentes.

Ante las dificultades, muchos han optado por compartir vivienda o alquilar habitaciones, viviendo fuera del centro de las ciudades en un intento de encontrar precios de vivienda más bajos.

Según datos del DN, la comunidad brasileña cuenta con 252.000 personas en Portugal. La mayoría son trabajadores, propietarios de pequeños negocios y estudiantes de enseñanza superior.