En un comunicado, FEPONS afirma que las condiciones meteorológicas seguirán siendo favorables durante mucho más tiempo y que el fin de la temporada de baño implica, según la legislación portuguesa, el fin de la asistencia a los bañistas.

FEPONS argumenta que las playas "deben ser vigiladas durante todo el año, a través de un dispositivo de seguridad diferente al de la temporada de baño, ya que los datos de los últimos años del Observatorio de Ahogamientos demuestran que hay muertes en el medio acuático en las playas de baño, durante todos los meses del año".

Por ello, hace un llamamiento a la clase política para que revise urgentemente la legislación del sector.

La Federación indica que de las 73 playas que se quedarán sin socorristas el jueves, cinco están en el norte, 40 en el centro, 21 en las zonas del Tajo y del Oeste, tres en el Alentejo y cuatro en las Azores.

De ellas, 63 son playas fluviales y lacustres, cuatro en el norte, 40 en el centro y 19 en las zonas del Tajo y del Oeste. Diez son playas de mar: una en el norte, tres en las zonas del Tajo y del Oeste, tres en el Alentejo y cuatro en las Azores.

Según los datos divulgados por el FEPONS a principios de agosto, Portugal registró este año, hasta el 31 de julio, 88 muertes en el medio acuático, un récord en los últimos cinco años.

Se trata de la cifra más alta de los siete primeros meses del año desde que el Observatorio de Ahogamientos de FEPONS comenzó a recoger estadísticas en 2017, según la federación.

Según la Federación, 35 muertes se produjeron en el mar y 31 en los ríos, con ocho muertes en pozos, seis en presas y tres en piscinas domésticas.