Tras una iniciativa en la Fundación Calouste Gulbenkian, en Lisboa, Marcelo Rebelo de Sousa hizo una breve declaración a los periodistas, con una "primera palabra" dirigida "a las víctimas de abusos sexuales, a todas, pero particularmente ahora a las que vienen de parte de los funcionarios de la Iglesia Católica, sacerdotes y otros funcionarios".

"Y esa palabra es muy sencilla: es para decirles que mi intención no era ofender cuando dije lo que dije, pero si ustedes entendieron, cualquiera de las víctimas se siente ofendida, les pido disculpas por ello, porque ese no era mi objetivo", dijo el jefe de Estado.

"Mi objetivo era exactamente el contrario: el temor de que muchas víctimas, por miedo, por limitación, no habían hablado y el número, que debería haber sido aún mayor, se había quedado donde estaba", añadió.

El martes, preguntado por la recogida de 424 testimonios de abusos sexuales contra niños en la Iglesia católica en Portugal, el presidente de la República dijo no estar sorprendido, subrayando que "no hay límite de tiempo para estas denuncias" que se han recogido.

"Tener 400 casos no me parece especialmente alto, porque en otros países y con horizontes más pequeños había miles de casos".

Ante las críticas que suscitaron sus declaraciones, el jefe de Estado difundió una nota en la que explicaba que "este número no parece especialmente elevado ante la probable y triste realidad, tanto en Portugal como en el mundo", admitiendo que "también habrá habido números mucho más elevados en Portugal".

Posteriormente, el Presidente de la República habló con RTP y SIC reforzando el mismo mensaje, reiterando que 424 denuncias le parecen un número "pequeño" en comparación con lo que considera la realidad, declarando que aceptaba democráticamente las críticas recibidas, pero que no las entendía.