La producción de electricidad se obtuvo mediante una mezcla de productos energéticos menos contaminantes y destaca la fuerte reducción del uso del carbón.

"En 2020, año en el que comenzó la pandemia de Covid-19, el uso neto de energía interna disminuyó un 8,7%, una variación más intensa que la reducción del 8,3% del Producto Interior Bruto (PIB) en términos reales. La intensidad energética de la economía (relación entre el uso de energía interna y el PIB) disminuyó un 0,4% (en 2019 había disminuido un 3,1%), registrando el valor más bajo de la serie.

Sin embargo, en un año fuertemente marcado por la pandemia -y las restricciones asociadas- el consumo de productos energéticos por parte de las familias cayó un 0,5%, "una reducción menos intensa que la observada en el conjunto del consumo privado (-7,1%), contribuyendo a un aumento del 7,0% en la intensidad energética del consumo privado e interrumpiendo la tendencia a la baja que se venía produciendo desde 2015".

El INE explica que la producción de electricidad "se obtuvo mediante un 'mix' de productos energéticos menos contaminantes, con una fuerte reducción del uso del carbón (-55,1%) y aumentos del gas natural (+1,1%) y, sobre todo, de las renovables (+9,2%) que alcanzaron el máximo de la serie desde el año 2000, correspondiendo al 47% de la producción total de electricidad".

"En 2019 (último año con información disponible para la UE), Portugal fue el Estado miembro con la tercera menor intensidad energética de la economía, mejorando, en comparación con 2018, en dos posiciones respecto a otros Estados miembros", concluye el INE.