Una investigación de la Universidad de Aberdeen sugiere que la ingesta recomendada de dos litros de agua al día no se ajusta a nuestras necesidades reales y, en muchos casos, es demasiado elevada.

Dado que aproximadamente la mitad de nuestra ingesta diaria de agua procede de los alimentos, los científicos estiman que sólo necesitamos realmente entre 1,5 y 1,8 litros al día.

Esto no significa que haya que dejar de hidratarse por completo. "Nuestro cuerpo necesita agua para una serie de funciones esenciales", afirma la doctora Bryony Henderson, médico de cabecera del servicio de salud online Livi.

"El agua transporta los nutrientes a las células y elimina los residuos, y amortigua y lubrica el cerebro y las articulaciones. A través de la transpiración, también ayuda a regular la temperatura del cuerpo".

Estar deshidratado -cuando el cuerpo pierde más agua de la que ingiere- "puede tener un impacto en casi todas las partes de nuestro cuerpo", sugiere Henderson. "Incluso una deshidratación leve puede afectar a nuestra capacidad de concentración. Puede provocar dolores de cabeza, cansancio extremo y estreñimiento".

Entonces, ¿cómo puedes saber cuándo necesitas agua? "La sed es el mejor síntoma como regla general en el día a día", dice Henderson. "Sin embargo, cuando sientas sed, puede que ya estés deshidratado".

Recomienda comer fruta y verdura rica en agua y tener fácil acceso a una botella de agua, sobre todo si eres una persona "que hace ejercicio con frecuencia, especialmente cuando hace calor, o que suele preocuparse por no beber suficiente agua". Acuda a su médico de cabecera si tiene alguna duda o pregunta.

Está claro que necesitamos agua para funcionar, pero ¿cómo saber si estás bebiendo demasiado?

1. Orinar más, pero no eliminar toda el agua

"El aumento de la ingesta de agua significa que estás bebiendo demasiada agua para que tus riñones la procesen a través de la orina, lo que puede provocar la acumulación de agua en el torrente sanguíneo", explica Henderson.

Esto puede significar que no estás eliminando los productos de desecho no deseados, lo que hace que te sientas mal.


2. Retención de agua

Si te sientes hinchado -como si tu piel fuera muy reactiva- o sientes que estás ganando peso rápidamente, puede que estés reteniendo agua.

"La retención de agua se produce cuando tu cuerpo no puede deshacerse físicamente del agua, lo que puede ser resultado de importantes condiciones de salud. Ambas cosas son igual de peligrosas, ya que se altera el equilibrio entre el sodio y el agua en la sangre", dice Henderson.

3. Niveles bajos de sal

Beber demasiado H20 "puede causar intoxicación por agua, que es cuando tus niveles de sal y tus niveles de electrolitos se diluyen demasiado", explica Henderson.

No tener suficiente sal en el cuerpo puede provocar náuseas, vómitos, debilidad muscular e irritabilidad.

"Si no se trata, [la intoxicación por agua] puede conducir a una condición llamada 'hiponatremia', que significa que tus niveles de sal o sodio se han vuelto peligrosamente bajos. Si estos niveles bajan demasiado a un ritmo rápido, puede ser peligroso y, en raros casos, causar la muerte".