"Portugal fue uno de los Estados miembros de la Unión Europea que impugnó la propuesta de reglamento irlandés, por considerar que el proyecto prevé la introducción de restricciones a la comercialización, en el mercado irlandés, de bebidas alcohólicas procedentes de otros Estados miembros, a través de la imposición de nuevos requisitos de etiquetado para estos productos", dijo el Ministerio de Economía y Mar, en respuesta a Lusa.

Según subrayó el Gobierno, estos nuevos requisitos "no cumplen" con la normativa europea, que define que deben existir normas armonizadas para el etiquetado de los productos alimenticios.

Así, "constituye una barrera a la libre circulación de productos en el mercado interior europeo".


"Nocivo para la salud"


En cuestión está la decisión de Irlanda de incluir en todas las botellas de bebidas alcohólicas una etiqueta que advierta de que su consumo es "perjudicial para la salud".

Esta normativa afectará al sector portugués de las bebidas alcohólicas al "introducir obligaciones adicionales y específicas para el acceso al mercado de este país", subrayó el ministerio que dirige António Costa Silva.

El Ministerio de Agricultura y Alimentación indicó a Lusa que había emitido un dictamen sectorial desfavorable a esta intención de Irlanda, lo que contribuyó a la posición final de Portugal sobre este asunto.

Según los datos del Ejecutivo, en 2021, las exportaciones de vino portugués a Irlanda se situaron en 6,3 millones de euros, lo que supone un aumento del 39,5% respecto al año anterior.

Irlanda es el 23º cliente de vinos portugueses a nivel mundial y el 12º a nivel comunitario.

El 12 de enero, el Vicepresidente y Ministro de Asuntos Exteriores italiano, Antonio Tajani, anunció que su Gobierno pedirá a la Comisión Europea que intervenga para frenar esta decisión.

En una publicación en Twitter, Tajani consideró que se trata de una decisión "absurda", que ignora la "diferencia entre el consumo moderado y el exceso de alcohol".