El Bloco de Esquerda ha presentado un proyecto de ley para prohibir la venta de inmuebles a ciudadanos o empresas con sede o residencia permanente en el extranjero, como forma de combatir el aumento de los precios en el mercado inmobiliario.

Según el partido, esta medida -que, en términos generales, fue adoptada recientemente en Canadá- tiene como objetivo "combatir la subida de precios con la vivienda". En el articulado de este diploma, el BE señala, sin embargo, que esta prohibición no se aplicaría a los "ciudadanos portugueses con residencia propia y permanente fuera de Portugal", ni a los solicitantes de asilo o inmigrantes con permiso de residencia permanente.

También quedarían excluidas "las operaciones inmobiliarias en territorios de baja densidad", así como "los ciudadanos extranjeros que adquieran un inmueble, en copropiedad, con su cónyuge o pareja de hecho".

En la exposición de motivos del proyecto de ley, el partido liderado por Catarina Martins argumenta que, "en Portugal, el derecho fundamental a la vivienda aún no se ha cumplido". Bloco de Esquerda avanza con estadísticas según las cuales, entre 2010 y 2022, los precios de la vivienda "aumentaron un 80% y los alquileres subieron un 28%", provocando que los residentes en Portugal gasten "un porcentaje brutal de sus ingresos en la casa".

A pesar de reconocer que la "crisis inmobiliaria no es exclusiva de Portugal", el BE considera, sin embargo, que "los gobiernos portugueses no han hecho más que agravar esta tendencia, con sus políticas de privilegio y desigualdad". Según el partido, el "proceso de gentrificación y financiarización de la vivienda motivó la movilización de ciudadanos y autoridades locales en varias ciudades europeas", provocando cambios legislativos a nivel internacional.

Entre los ejemplos citados en esta proposición de ley, el BE menciona concretamente que, "en Canadá, el gobierno del Partido Liberal prohibió la venta de edificios residenciales a extranjeros, una medida que ya se había aplicado en Nueva Zelanda y que, recientemente, también será una realidad en las islas de Ibiza, Mallorca y Menorca".

Inasequible

"Los defensores de estas medidas, cuya aplicación se ha visto obstaculizada por el poder de los intereses inmobiliarios, invocan el mismo argumento: la competencia del capital financiero hace inasequibles los precios de la vivienda para los ciudadanos locales", reza la proposición de ley.

Para BE, "si esta es la realidad en Canadá, Holanda, Alemania o Cataluña, lo es más en Portugal, donde los salarios no compiten, ni con el poder financiero de los fondos de inversión, ni con las rentas personales atraídas por los regímenes de visados dorados, los beneficios fiscales para residentes no habituales o los especuladores de criptodivisas".

El partido también añade que estas experiencias internacionales demuestran que "el proceso de inflación inmobiliaria requiere medidas excepcionales, destinadas a proteger el derecho a la vivienda".