Verduras inexistentes en las tiendas o racionadas, alternativas estrafalarias en oferta (me pregunto cuántas formas hay de cocinar nabos), gente que tiene que elegir entre calentarse o comer. Los supermercados imponen racionamientos en el número de verduras que pueden comprar los clientes, y algunos expertos advierten de que las restricciones podrían durar semanas. Los minoristas culpan al mal tiempo en Marruecos y España de la escasez. Gran Bretaña se abastece de frutas y verduras de ambos países y ambos han tenido una cosecha difícil. (Los vegetarianos desaparecerán por lo que parece).

Incluso escasean los huevos: ¿se han declarado también en huelga las gallinas? ¿Estarán siguiendo el ejemplo de otros huelguistas: profesores, enfermeras, funcionarios y ferroviarios, que se enfrentan sobre todo por los aumentos salariales para hacer frente a la subida de los precios?

Según un periódico, las granjas españolas se han visto afectadas por olas de frío, mientras que Marruecos, de donde proceden algunos productos, ha sufrido inundaciones y frío, lo que también ha retrasado los envíos al Reino Unido. El aumento de los precios de los fertilizantes, vinculado a la guerra de Ucrania, también ha provocado un menor rendimiento en los campos, todo lo cual ha perturbado el comercio.

Los productos cultivados en casa también se han visto afectados por el aumento de los costes, ya que la subida de los precios de la electricidad ha encarecido considerablemente el cultivo de frutas y hortalizas en invernaderos durante el invierno. La Unión Nacional de Agricultores ha advertido de que el aumento de los costes ha llevado a muchos agricultores a recortar su producción y a algunos a abandonar por completo el sector.

La tormenta perfecta

El sistema energético del Reino Unido se ha visto sumido en una tormenta perfecta de fuerzas de mercado que amenazan con desgarrar la economía, desde los proveedores de energía domésticos a la industria pesada, pasando por las fábricas y los agricultores. Esto ha hecho temer la quiebra de una oleada de proveedores de energía y que los hogares se vean abocados a facturas inasequibles: estos son los factores que configuran la crisis energética.

Me alegro de no vivir allí.Puedo alegrarme de seguir comprando mis deliciosas verduras aquí en Portugal, ya sea en una tienda o en el mercado local, y hay muchos, donde los agricultores -o las esposas de los agricultores- charlan entre ellos mientras eliges los productos que te llevas a casa, y no me importa si mis tomates tienen una forma irregular o a mis coles les faltan algunas hojas.

¿Tendremos que enviar paquetes de comida a Inglaterra para evitar que nuestros amigos y familiares se mueran de hambre? ¿Intervendrá la Cruz Roja? ¿Los Bombeiros? ¿Serán los bancos de alimentos los siguientes, o los cupones o vales de comida? Si no pueden conseguir trigo, ¿qué tipo de galletas hay para mojar en el té?

Bueno, ciertamente no podemos enviar paquetes aquí desde el Reino Unido sin que sean engullidos por una (aparentemente) compleja máquina de aduanas gracias al Brexit, y me pregunto si sería fácil enviar cosas a la inversa.

El acaparamiento será lo siguiente, con un mercado negro emergiendo de personajes de aspecto sospechoso en las esquinas de las calles que se apartan sus abrigos para revelar una docena de huevos anidados en pequeños bolsillos, o cabezas de brócoli de maletines. ¿Qué será lo siguiente? ¿El trueque de velas por tomates? ¿Y cuánto tardará la Brigada del Papel Higiénico en enterarse de todo esto y subirse al carro?

Como pequeño alivio, una amiga de una amiga ha relatado un incidente ocurrido en la cola de un supermercado en algún lugar del corazón de Yorkshire. Sentado en el carrito detrás de ella había un simpático niño que, al girarse, le llamó la atención.Sonrió, extendió sus regordetes bracitos y, con el más fuerte acento de Yorkshire y alzando la voz, le informó: "no hay bl....y tomates, no hay bl......y huevos, no hay bl......y pimientos, es bl.....y ridículo, ¡hay nabos!". La madre, con los ojos desorbitados por el horror, exclamó "no reaccione", pero entonces el niño giró sobre sí mismo y lo repitió todo -más alto- a la gente que tenía detrás. Todo el mundo se echó a reír, y la alegría en la cara del niño le hizo declarar de nuevo la voz de una nación a cualquiera que estuviera a su alcance.

Quizá esto es lo que todo el mundo debería hacer.


Author

Marilyn writes regularly for The Portugal News, and has lived in the Algarve for some years. A dog-lover, she has lived in Ireland, UK, Bermuda and the Isle of Man. 

Marilyn Sheridan