"En un mercado cada vez más competitivo, con muchos más países entrando en el mercado del turismo cultural, con ofertas muy interesantes, y donde los turistas son cada vez más culturales, el Algarve tiene que seguir esta tendencia, de lo contrario se convertirá en rehén del turista menos exigente y que gasta menos", declaró a los periodistas en Faro Carlos Martins, director ejecutivo de la consultoría que realizó el estudio.

Según el estudio, cada turista del Algarve gasta, de media, unos 180 euros en experiencias culturales o de ocio, lo que también corresponde, de media, a cerca del 10% del gasto total que realiza en el viaje.

"Ya es muy relevante, pero hay espacio para crecer, porque hay lugares donde [el gasto en ocio y cultura] llega al 40% de este gasto [total]. Estamos aquí, en el Algarve, todavía con un déficit en comparación con lo que es la media, en algunos países, de gasto turístico en la experiencia en el territorio. Estamos lejos de alcanzar [esa cifra] y aquí tenemos un margen de crecimiento muy grande", subrayó el consultor.

Carlos Martins reforzó que la región debe trabajar para "ser capaz de ofrecer mejores experiencias, porque la gente está dispuesta a pagar por ellas y ya paga en otros destinos".

Para ello, será necesario hacer que los turistas se sientan "cada vez menos turistas y más residentes", presentándoles lo que hay de "único y específico" en los mercados locales, los productos, las recetas o el patrimonio inmaterial.

"Si hoy quiero tener una experiencia enoturística en la región, esta oferta no está organizada. Llevar a un turista a un mercado municipal a elegir productos, o ir con un chef a un restaurante que trabaje con vinos de la región, todo eso son experiencias culturales que aún no están organizadas."


El reto de la formación


Formar a los agentes culturales para ofrecer experiencias, propuestas, espacios y eventos más cualificados es otro de los principales retos.

"Hoy, en Portugal, los agentes culturales tienen muchas dificultades para mantenerse a flote y, en la post-pandemia, [del covid-19] aún más", subraya Carlos Martins.

Trabajar mejor con el conjunto de herramientas digitales disponibles en la actualidad para "segmentar las ofertas casi persona a persona, según su tipo de intereses", es otro de los objetivos señalados, entre otras cosas porque cada vez más turistas buscan planificar su visita, "comisariando su propia experiencia", en lugar de optar por paquetes predefinidos.


Diferencias nacionales


Los mercados holandés, francés y alemán son los más predispuestos a algún tipo de prácticas culturales, como museos, teatro, monumentos y patrimonio. Los portugueses, irlandeses o españoles son consumidores más superficiales, que buscan eventos a corto plazo.

"Este trabajo nos permite ayudar a identificar lo que necesita la demanda. A menudo, por parte de las regiones, se trabaja mucho en la oferta. Un evento más, un espacio visitable más, una ruta más... pero nadie pregunta al turista qué es lo que realmente quiere", observó.

Según Carlos Martins, este trabajo ayuda a conocer el perfil del turista, "para que después sea más fácil ajustar la oferta al tipo de intereses", siendo necesario "seguir evaluando permanentemente la demanda".