El jefe del Estado hablará a las 20h00 en el Palacio de Belém, en Lisboa, según informó a Lusa una fuente de la Presidencia de la República.

El martes por la noche, después de que António Costa anunciara la decisión de mantener a João Galamba como ministro, Marcelo Rebelo de Sousa hizo pública una nota en la que afirmaba que "discrepa de su posición en relación con la lectura política de los hechos y la consiguiente percepción de los mismos por una parte de los portugueses, en lo que se refiere al prestigio de las instituciones que los rigen".

El jefe del Estado subrayó que "no se puede exonerar a un miembro del Gobierno sin que lo proponga el Primer Ministro".


Deplorable


Marcelo Rebelo de Sousa mencionó que, al presentar su dimisión, João Galamba invocó "razones de peso relacionadas con la percepción de los ciudadanos respecto a las instituciones políticas" y que el primer ministro "entendió no hacerlo, por una cuestión de conciencia, a pesar de la situación que consideraba deplorable".

El Primer Ministro terminaba en ese preciso momento una rueda de prensa en la residencia oficial de São Bento que comenzó en torno a las 20:50, en la que anunció que no aceptaba la dimisión de João Galamba como ministro de Infraestructuras: "Se trata si de un gesto noble que respeto, pero que en conciencia no puedo aceptar".

António Costa consideró que no podía imputar "ninguna culpa" a João Galamba y repitió veinte veces la palabra "conciencia" para justificar su decisión, de la que se responsabilizó "exclusivamente", admitiendo que probablemente actuaba en contra de la opinión de la mayoría de los portugueses y, desde luego, de los comentaristas.

El Primer Ministro afirmó que había informado al Presidente de la República antes de anunciar públicamente esta decisión, salvaguardando el respeto a las opiniones y decisiones del Jefe del Estado, pero subrayó que es competencia suya proponer el nombramiento y cese de los miembros del Gobierno.


Polémica


En los últimos días, el ministro de Infraestructuras se ha visto envuelto en una polémica con su ex adjunto Frederico Pinheiro, que dimitió el miércoles, por la información que debía facilitar a la comisión parlamentaria de investigación sobre la tutela política de la gestión de TAP.

En concreto, las notas tomadas por Frederico Pinheiro en una reunión por videoconferencia con la presidenta ejecutiva de TAP, Christine Ourmières-Widener, y miembros del grupo parlamentario del PS, el 17 de enero de este año, en vísperas de su comparecencia en Economía de la Asamblea de la República.

El caso implicaba denuncias contra Frederico Pinheiro por violencia física en el Ministerio de Infraestructuras y por el robo de un ordenador portátil, tras ser despedido, y la polémica aumentó cuando se informó de la intervención del Servicio de Información y Seguridad (SIS) en la recuperación de dicho ordenador.