En primer lugar, es mejor para la vejiga, ya que al sentarse se relajan los músculos de la pelvis y la columna vertebral, lo que permite orinar más rápido y mejor. En segundo lugar, es mejor para la higiene, ya que las investigaciones demuestran que, si te pones de pie, las pequeñas gotas que salpican fuera del inodoro pueden alcanzar hasta 3 metros de distancia.