"Esperamos que la parte portuguesa tome decisiones políticas racionales de forma autónoma y se adhiera a la creación de un entorno empresarial abierto, justo y no discriminatorio", afirmó el Ministerio de Asuntos Exteriores chino, en una nota enviada a la agencia Lusa, en Pekín.

La diplomacia china consideró que "levantar muros y barreras" y "romper lazos" sólo "perjudica a los más vulnerables".

"La cooperación con beneficios mutuos es el único camino correcto", subrayó.

El mes pasado, la Comisión de Evaluación de la Seguridad, en el ámbito del Consejo Superior de Seguridad del Ciberespacio de Portugal, publicó una decisión sobre el "alto riesgo" para la seguridad de las redes y servicios 5G del uso de equipos de proveedores que, entre otros criterios, no pertenecen a la Unión Europea, la OTAN o la OCDE y cuyo "ordenamiento jurídico del país en el que están domiciliados permite al Gobierno ejercer control, interferencia o presión sobre sus actividades que operan en terceros países".

La deliberación no menciona nombres de empresas o países, pero llega tras años de presiones de Washington a países aliados para que excluyan al grupo tecnológico chino Huawei de las infraestructuras de telecomunicaciones.

Estados Unidos apunta a la Ley de Inteligencia Nacional china, que estipula que "todas las organizaciones y ciudadanos deben apoyar, ayudar y cooperar con el Estado en asuntos de Inteligencia Nacional".

La compañía negó categóricamente esas acusaciones y recordó que la legislación china no obliga a Huawei a instalar mecanismos ocultos en redes o equipos que permitan el acceso no autorizado a datos e información.

Otros países, como Reino Unido, Australia o Suecia, ya han prohibido a Huawei participar en el desarrollo de sus redes 5G.

En el comunicado enviado a Lusa, el Gobierno chino dice oponerse a la "politización" de las cuestiones tecnológicas, al "abuso del poder estatal" y a la "violación de las normas del comercio internacional" y de los "principios de la economía de mercado".

"China está en contra de la formulación de políticas y normativas discriminatorias y excluyentes y se opone a la supresión e imposición de restricciones a las empresas extranjeras", reza la misma nota.

"Esperamos que los portugueses protejan los derechos e intereses legítimos de las empresas chinas y adopten medidas prácticas para atraer la inversión extranjera y ampliar las oportunidades de cooperación", añade.