Tras convocar dos jornadas de huelga para mañana y el viernes, los tripulantes de cabina de la compañía aprobaron ayer, en asamblea general, otros cinco días de paro que se desarrollarán hasta el 31 de enero. Las fechas exactas aún no están definidas, pero el Sindicato Nacional de Personal de Vuelo de AviaciónCivil (SNPVAC) no niega la posibilidad de que los paros coincidan con Navidad y Año Nuevo. "Todos los escenarios son posibles", dijo el presidente del SNPVAC, Ricardo Peñarroias, en declaraciones a Dinheiro Vivo.

Con las fiestas a la vuelta de la esquina, miles de pasajeros pueden ver cancelados sus planes de viaje. El representante del sindicato calcula que a lo largo de estos cinco días podrían verse afectados unos 1.500 vuelos. El precio que tendrá que pagar la compañía también será elevado; sólo los días 8 y 9 de diciembre, la aerolínea admitió pérdidas de ocho millones de euros en ingresos. Si el peor de los escenarios avanza y los aviones se quedan en tierra en la última semana del año, el impacto podría ser mucho mayor para la compañía, teniendo en cuenta el alto índice de ocupación y las tarifas más caras en esta época del año.

"Dependiendo de cuándo llevemos adelante la huelga, puede tener un mayor o menor impacto financiero. El 30 de diciembre tendrá más impacto que el 30 de enero, por ejemplo".

Las negociaciones del nuevo convenio de empresa (AE) son el motivo de la pugna entre trabajadores y dirección, que no han sido capaces de llegar a un entendimiento. TAP lamentó el anuncio de más huelgas: "Estamos muy tristes, espero que podamos volver a reunirnos después de estos dos días [de huelga el jueves y el viernes] e intentar encontrar una solución para evitar trastornos para todos", declaró a Lusa el director general de la empresa.

Para el presidente de SNPVAC, está claro que "ahora le toca a la compañía dar el primer paso después de haberse levantado de la mesa de negociación". La conversación entre la patronal de la compañía y los trabajadores comenzó el pasado 14 de octubre, cuando TAP denunció el actual ERE y propuso un nuevo modelo que, desde la perspectiva del SNPVAC, es "indigno e incalificable".


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