En la Rua Major Afonso Palla, restaurantes y comercios disponen ahora de un sistema de compuertas para evitar la entrada de agua, en caso de que se repitan las inundaciones sufridas los días 7 y 13 de diciembre del año pasado, que causaron daños por valor de 19 millones de euros en infraestructuras municipales y comercios debido al mal tiempo, según el Ayuntamiento de Oeiras, en el distrito de Lisboa.


Lucas Rosa, gerente de un restaurante, relató a Lusa la noche de la primera inundación, el 7 de diciembre de 2022, cuando "la casa estaba llena" de clientes y "en cuestión de 20 o 30 minutos" el agua subió un metro en el interior del local.


Tras siete días de limpieza "y muchas cosas perdidas", volvieron a abrir sus puertas, pero la lluvia volvió a caer la noche del 12 al 13 de diciembre, con más intensidad si cabe, y la Rua das Statuas y la vecina Damião de Góis volvieron a inundarse, con el agua subiendo por encima del nivel de la semana anterior.


Lo que habían conseguido salvar se perdió aquella madrugada. "Fue una gran pérdida para el restaurante, aquí perdimos unos 100.000 euros, y ahora volvemos a tener miedo. Ahora estamos en diciembre, época de lluvias", explica Lucas Rosa, señalando que el restaurante ha hecho algunas obras para contener el agua, pero aún no sabe si funcionarán.


La tienda Pescacerta tampoco escapó a la inundación del pasado diciembre. Carla Ferreira, propietaria de la tienda, dijo que fue un período "muy difícil", con 20 días de duro trabajo y "nada al cien por cien", habiendo estado abierta a la mitad de su capacidad y sólo ahora, después de algunas obras y mejoras, el espacio ha vuelto a la normalidad.


Carla Ferreira relató a Lusa la gran inversión que se hizo a principios de 2022 hasta que el espacio reabrió en marzo, con "todo el equipamiento nuevo y la tienda renovada", para meses después venirse todo literalmente abajo: "Todo quedó completamente destruido".


También consideró que las compuertas podrían "evitarlo en la parte delantera" de las tiendas, pero seguimos teniendo "miedo", sobre todo de las alcantarillas y de lo que pueda subir por los sótanos, como ocurrió el año pasado.