De todas las familias del mundo de las aves, la que más me cuesta entusiasmar es la de las palomas. No puedo explicar la razón. Tal vez sea porque la mayoría de ellas son sedentarias y llevan una vida cómoda y aburrida, relativamente segura en hábitats forestales, y suelen ser "comunes donde se encuentran". Tal vez sólo les envidio su éxito. Hay que quitarse el sombrero ante una especie con la que todos estamos familiarizados: la paloma de collar.

La generación moderna las da por sentadas, ya que el familiar "cu-coo-ooh" puede haber sido el primer ruido de pájaro que escucharon cuando eran niños. A mí me encanta verlas (o escucharlas) en las películas históricas cuando todavía estaban confinadas en el norte de la India y Asia. Su rápida expansión por Oriente Próximo y Europa desde los años 30 del siglo pasado también es motivo de leyenda. La primera pareja reproductora en Gran Bretaña se descubrió en Cromer (Norfolk) en 1955. En 1960 ya habían llegado al norte de Yorkshire, y a Moray, en Escocia, sólo dos años después. A pesar de su origen subtropical, el clima septentrional no los disuadió, siempre que el suministro de grano fuera adecuado, e incluso llegaron a Islandia en 1971.

Tórtola común [Streptopelia Decaocto]

La expansión hacia el oeste por el sur de Europa fue más lenta, y el norte de Portugal no fue colonizado hasta 1974. Desde allí, la expansión hacia el sur llegó a Lisboa a mediados de los 80, pero no fue hasta los 90 cuando el Algarve acogió su cuota, que ahora alcanza proporciones casi de plaga. Supongo que es agradable ver al hombre explotado por la naturaleza, para variar.

Un efecto peculiar de la llegada de la tórtola turca a Gran Bretaña fue el abandono de una de las tradiciones más antiguas del periódico "The Times". Cada primavera anunciaban la fecha del primer cuco reportado por un lector. Las normas de abril cambiaron repentinamente a marzo, luego a febrero. Al final, la moneda cayó. La sílaba introductoria del canto de tres notas de la tórtola turca (que se emite durante todo el año) era inaudible a distancia, o se ahogaba con el ruido del tráfico, lo que la hacía sonar vagamente como un cuco.

La tórtola turca tiene un pariente cercano en el norte de África conocido, en su forma doméstica, como "tórtola de Berbería". Vi algunas aves escapadas en Santa María, en las Azores, donde la tórtola turca aún no ha llegado, pero sí vi una pareja en São Miguel en 2011, así que es sólo cuestión de tiempo....

Alan Vittery