Este año ha sido el más caluroso de la historia, según el servicio europeo de observación de la Tierra, Copernicus. Aunque aún hay que tener en cuenta el mes de diciembre, lo cierto es que desde enero, cada mes ha registrado la temperatura media más alta desde que se crearon los registros.

Con unas emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en constante aumento, el otoño de 2023 en el hemisferio norte será el más caluroso jamás registrado.

La Organización Mundial calificó recientemente los últimos nueve años como los más calurosos desde el inicio de las mediciones modernas y advirtió del fenómeno climático cíclico "El Niño", que provoca el calentamiento del océano Pacífico y podría aumentar aún más las temperaturas el año que viene.

En un año de récords, 2023 será testigo de un recrudecimiento de los fenómenos meteorológicos extremos. Portugal no se vio muy afectado, sin embargo, Grecia y los países del centro y norte de Europa sufrieron calor e inundaciones, al igual que América, África, Asia y Oceanía.

Incendios

Los grandes incendios se deben en muchos casos al calentamiento global. El año que termina estará marcado por los incendios en Canadá, donde ardieron 18 millones de hectáreas en 6.500 incendios forestales, debido en algunos casos a la grave sequía.

Los cinco meses de incendios en Canadá emitieron 473 megatoneladas de dióxido de carbono (CO2), tres veces más que en el periodo anterior, y han desplazado a 200.000 personas. El humo llegó hasta Portugal.

En Hawai, los incendios forestales fueron los más mortíferos de los últimos 100 años, causando alrededor de 110 muertos en agosto, debido al cambio climático, según las autoridades.

Las olas de calor azotaron Asia, en países como India, China, Laos y Tailandia; en el primer trimestre del año, una ola de frío mató a 166 personas en Afganistán y China registró temperaturas mínimas récord en enero.

En febrero, el ciclón Freddy mató a 1.434 personas, algunas de Mozambique, donde la tormenta pasó dos veces y afectó a 263.000 personas. La tormenta duró más de un mes y fue uno de los ciclones tropicales de mayor duración registrados.

Catástrofes

Entre las catástrofes meteorológicas del año cabe citar las más de 400 víctimas del ciclón Mocha, en mayo, las 112 muertes relacionadas con el calor en Norteamérica, las inundaciones en India, que causaron 100 muertos, y muchas más en Filipinas y São Paulo, Brasil, Pakistán y Haití, cada caso con al menos medio centenar de víctimas.

Las inundaciones en la República Democrática del Congo causaron 400 muertos y en Libia unas 11.000 personas murieron al derrumbarse dos presas en septiembre tras las fuertes lluvias provocadas por la tormenta Daniel.

Algunos fenómenos meteorológicos extremos pueden no estar relacionados con el calentamiento global, aunque según la ONU, el aumento de la temperatura de los planetas es causa directa de las lluvias torrenciales e inundaciones en el Cuerno de África, que afectaron en octubre a Somalia, y también a Kenia, Etiopía y Tanzania, causando la muerte de 300 personas y desplazando a más de dos millones.

En Somalia, desde octubre, más de dos millones de personas se han visto afectadas por lluvias torrenciales e inundaciones repentinas, que han provocado la huida de un millón de personas y la inundación de 1,5 millones de hectáreas de tierras agrícolas.

Grecia se vio afectada por incendios históricos en verano y poco después por inundaciones catastróficas.

El cambio climático ha exacerbado los fenómenos climáticos. Una sequía sin precedentes en el Amazonas, inundaciones repentinas y tormentas mortales en Estados Unidos, temperaturas récord en España, Brasil, India, Laos, China, Estados Unidos y Australia.

En otoño, tras un calor sofocante en varios países del mundo, las lluvias extremas se apoderaron de lugares como Vietnam, Italia, Eslovenia, Hong Kong, China y Estados Unidos.

La ONU afirma que los fenómenos climáticos extremos han aumentado en los últimos 30 años.

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) afirma que el cambio climático provoca la pérdida anual de 123.000 millones de euros en producción agrícola y ganadera, lo que equivale al 5% de la producción mundial.

Las catástrofes medioambientales han pasado de una media de 100 sucesos al año en los años 70 a 400 en las dos últimas décadas.