En una nota fechada el 7 de este mes y consultada por la agencia Lusa, este ayuntamiento anuncia la entrada en vigor de la medida y la justifica porque se han producido "situaciones de supuestas declaraciones falsas o de permanencia efectiva en el país algo dudosa".

Esta decisión de la ejecutiva del consejo, reza el documento, tuvo en cuenta "la fundada preocupación de que la legalización masiva de inmigrantes ilegales pudiera institucionalizarse a través de las juntas parroquiales".

Contactado por Lusa, el presidente de la Junta Parroquial de Alcáçovas, Frederico Carvalho, destacó que el ayuntamiento pretende "prevenir situaciones que puedan ser entendidas como dudosas y, en algunos aspectos, posiblemente como fraudulentas".

"El ejecutivo entiende que la emisión de certificados de residencia a ciudadanos extranjeros no debe pasar por las parroquias, sino por un órgano de la administración central del Estado que pueda supervisar a los solicitantes", defendió.

En Alcáçovas, señaló, desde principios de este año hay "una demanda anormal e inusual" de certificados de residencia de ciudadanos extranjeros que no residen ni trabajan en esta parroquia alentejana.

Frederico Carvalho indicó que inmigrantes, especialmente de los Países Africanos de Lengua Portuguesa (PALOP), se han dirigido a la Junta con solicitudes de certificado de residencia y que algunos lo hacen "poco después de llegar al país".

"Tememos que estén utilizando a algunas personas con experiencia para venir a Portugal, no con fines profesionales o laborales, sino con la intención de tener protección social y esto podría constituir un fraude o una estafa al Estado portugués", consideró.

En este sentido, dijo el alcalde, la Junta Parroquial de Alcáçovas ya ha remitido a las autoridades casos considerados sospechosos, como el de un inmigrante que solicitó un certificado de residencia para los fines específicos de una tarjeta sanitaria.

Ahora, la junta parroquial exige un permiso de residencia válido (alquiler o compra de una vivienda) para expedir un certificado de residencia a los ciudadanos extracomunitarios, además de los dos testigos que residen en la parroquia.

Una decisión idéntica tomó la Junta Parroquial de Arroios, en Lisboa, que ya ha provocado la indignación del Gobierno socialista, de varios partidos políticos y de asociaciones de apoyo a los inmigrantes.

Laviceministra de Asuntos Parlamentarios, Ana Catarina Mendes, repudió la decisión, por considerar que limita los derechos de los ciudadanos inmigrantes.

"Es responsabilidad de las autoridades locales, en concreto de los ayuntamientos, controlar el número de personas que viven en las casas y las condiciones en las que viven, pero no deben excederse en sus competencias, en concreto exigiendo permisos de residencia para obtener un certificado de residencia".