"Decimos que es la 'Generación 30', después de la 'Generación para moler', porque es una generación en la que, desde 2011, los graduados han perdido el 30% de su poder adquisitivo. Dejamos la casa de nuestros padres a los 30 años, y por eso, según datos del Observatorio de la Emigración, el 30% de los jóvenes portugueses emigraron", dijo a Lusa el presidente de la Federación Académica de Oporto (FAP), Francisco Porto Fernandes.

Hoy, en el marco del Día Nacional del Estudiante, que se celebra el domingo, unos 200 alumnos de la academia de Oporto bajaron de Trindade a Aliados en silencio, con sólo el ruido de las maletas audible hasta la Praça General Humberto Delgado.

Identificando "tres problemas principales" de los jóvenes universitarios, Francisco Porto Fernandes considera, en primer lugar, que hay una "desvalorización de los graduados", ya que "el salario al día siguiente de la enseñanza superior no alcanza ni para pagar el alquiler de una T1".

También hay problemas con el alojamiento de los estudiantes, ya que "el Gobierno anterior prometió 18 mil camas y sólo cumplió con 474", pidiendo el presidente de la FAP que el nuevo Gobierno cree "un plan de emergencia" para esta cuestión.

"El tercer problema es el de la salud mental. En encuesta tras encuesta, tenemos datos dramáticos sobre la disminución del bienestar psicológico de los estudiantes, y se necesitan acciones concretas", que no impliquen "sólo inyectar dinero en las instituciones", consideró Porto Fernandes .

El dirigente estudiantil apeló a la coherencia de los responsables que hablan de mejorar la salud mental, pero los estudiantes siguen enfrentándose a "periodos de exámenes con tres y cuatro pruebas en la misma semana" o a una "carga de trabajo de 30 horas semanales".

Para Francisco Porto Fernandes, los tres temas acaban formando uno solo: "Es sólo un tema. Es básicamente el tema de la valorización de la enseñanza superior y de la valorización del futuro de Portugal".

"Hoy estamos aquí por nosotros, los estudiantes, pero también por el país. Nosotros, estudiantes, no queremos dejar a nuestra familia ni a nuestros amigos. Pero el país tampoco puede malgastar miles de millones de euros en formación para la exportación", consideró.

"Un país que no invierte en educación, que desprecia la educación, es un país que se autodestruye a medio plazo. Por todas las razones: por la razón de la movilidad social, de que independientemente de donde nazca alguien, sueñe con un futuro mejor , pero también desde la perspectiva del país como colectivo", subrayó.