El impuesto sobre el carbono se cobra a los pasajeros de cruceros y vuelos comerciales desde julio de 2021, pero hasta ahora los viajeros de jets privados estaban exentos.

Ahora, según la ordenanza del Ministerio de Infraestructuras, publicada este viernes en el Diário da República, "el impuesto sobre el carbono se cobra al consumidor de viajes aéreos en vuelos comerciales o no comerciales con salida de aeropuertos y aeródromos situados en territorio portugués, en aeronaves con una capacidad máxima de pasajeros de hasta 19 plazas".

Esta medida surgió de una iniciativa presentada en el Parlamento por el PAN, como propuesta de enmienda a los Presupuestos Generales del Estado para 2023(OE2023), y fue acogida favorablemente por el Gobierno.

Hasta octubre de 2022, según los datos reportados por NAV a ANA, se registraron 18.838 movimientos de jets privados en aeropuertos nacionales, 1.041 vuelos más respecto a los 17.797 vuelos operados por aeronaves privadas en 2021.

Entre los aeropuertos nacionales, en 2022, el Humberto Delgado -que está al límite de su capacidad operativa- registró más de 2.600 movimientos de jets, cerca del 1,4% del total de vuelos que aterrizaron o despegaron del aeropuerto de Lisboa.

Hasta noviembre del año pasado, 15 meses después de su entrada en vigor, los ingresos procedentes del impuesto sobre el carbono en el transporte aéreo, que cobran las compañías aéreas, ascendieron a unos 42 millones de euros, según datos de la Autoridad Nacional de Aviación Civil(ANAC), que envió unos 40,7 millones al Fondo de Medio Ambiente.