El estudio, publicado en la revista científica "Environmental Research Letters", advierte de que los efectos del cambio climático en las cosechas pueden provocar escasez de alimentos y un aumento de los precios.

Teresa Armada Brás, la investigadora que dirigió el estudio, explicó a Lusa que, aunque hay muchas investigaciones que muestran el aumento de la frecuencia de los fenómenos climáticos extremos, no se han estudiado las pérdidas en la agricultura asociadas a estos fenómenos.

Sus responsables, investigadores de la Facultad de Ciencia y Tecnología (FCT NOVA), a los que se sumó un investigador del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático ("Potsdam Institute for Climate Research", en Alemania) y la NASA (Estados Unidos), combinaron datos agrícolas y eventos climáticos extremos entre 1961 y 2018.

En el análisis se tuvieron en cuenta las sequías, las olas de calor, las olas de frío y las inundaciones. Dividimos el periodo de estudio en dos partes, una hasta 1990 y otra de 1991 a 2018, "y comprobamos que las pérdidas en la agricultura son mucho mayores en la segunda parte", dijo Teresa Armada Brás.

Según el documento, resultado de un año y medio de investigación, las sequías y las olas de calor históricas han reducido el rendimiento de los cereales en Europa una media del 9% y del 7,3%, respectivamente. En otros cultivos no cerealeros el rendimiento disminuyó un 3,8 y un 3,1 por ciento durante los mismos periodos de sequías y olas de calor.

Las olas de frío provocaron un descenso del 1,3 por ciento en el rendimiento de los cereales y del 2,6 por ciento en el de los cultivos no cerealeros, mientras que el impacto de las inundaciones fue marginal e insignificante.

Titulado "La severidad de las pérdidas de cultivos por sequía y olas de calor se triplicó en las últimas cinco décadas en Europa", el estudio incluyó a 28 países europeos (la actual UE y el Reino Unido) y concluye que los cereales son el cultivo más afectado y que los peores eventos climáticos son las olas de calor y la sequía. Estos dos eventos en 2018 en Europa causaron una caída del 8 por ciento en la producción de cereales en comparación con los cinco años anteriores.

Teresa Armada Brás señala que sobre todo en cereales las pérdidas en Europa se triplicaron entre los dos periodos (antes y después de 1990). Si en el primer periodo los fenómenos climáticos extremos tuvieron un impacto estimado en la producción de menos 3,6%, después de 1990 el impacto fue de menos 9,8%.

Si se tienen en cuenta todos los cultivos, y se analizan 130 cultivos, los impactos también se triplicaron, pasando de menos 2,2 por ciento en el primer periodo a menos 7,7 por ciento en los últimos años.

El funcionario, al señalar que los números resultan de los datos reportados oficialmente, agrega que "el sistema alimentario se ha visto perjudicado con la ocurrencia de fenómenos climáticos extremos", alertando también sobre las proyecciones del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC en su sigla original) que apuntan a un aumento de los períodos secos en el verano, con olas de calor más largas e intensas.

A lo largo de los años, según el investigador, toda Europa ha sufrido "más o menos de la misma manera" los efectos de las sequías y las olas de calor, aunque los impactos en el área mediterránea han sido menores, debido al gran porcentaje de cultivos de regadío, que mitigan los efectos de las sequías y las olas de calor.

"El trabajo alerta de la necesidad de conocer cuáles son los cultivos más resistentes para Europa y pone de manifiesto la necesidad de un uso inteligente del agua".

Y aporta otros datos, que se desprenden del estudio que se acaba de publicar: una sequía, de media, provoca una pérdida del 8,5% de la producción de cereales. Y si el cultivo es trigo, la pérdida es aún mayor (en las olas de frío la pérdida es inferior al 2 por ciento). Y cada año las sequías son más severas, ya que las pérdidas de cereales aumentan una media del 3% con cada nueva sequía.

El sistema alimentario de la Unión Europea se ve perturbado por los fenómenos meteorológicos extremos, evaluar los principales impactos y vulnerabilidades es importante porque puede contribuir a la redefinición de los esfuerzos de reducción de riesgos, a la adaptación y también a la revisión de los flujos comerciales de alimentos de la Unión Europea, que puede llegar a la conclusión de que será mejor dejar de producir ciertos cultivos debido al cambio climático, explica la investigadora.

Además de Teresa Armada Brás, participaron en el trabajo los investigadores de la FCT NOVA Júlia Seixa y Nuno Carvalhais, y el investigador Jonas Jägermey.