Las proyecciones del análisis, en el que han participado dos investigadores portugueses, "muestran que, a mediados del siglo XXI, el cambio climático podría convertirse en el principal responsable del declive de la biodiversidad", según un comunicado del Centro Alemán para la Investigación Integrativa de la Biodiversidad(iDiv).

Por otro lado, un metaanálisis global de 186 estudios revela que las acciones de conservación -especialmente las dirigidas a especies y ecosistemas- tienen importantes efectos positivos sobre la biodiversidad, señala un comunicado de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia(AAAS).

En el caso del primer estudio, el "mayor de este tipo", investigadores del iDiv y de la Universidad de Halle-Wittenberg(MLU) compararon 13 modelos para evaluar el impacto de los cambios en el uso del suelo y el cambio climático, teniendo en cuenta cuatro métricas de biodiversidad, así como nueve servicios ecosistémicos.

"Al incluir todas las regiones del mundo (...), pudimos rellenar muchos puntos ciegos y responder a las críticas de otros enfoques basados en datos fragmentados y potencialmente sesgados", afirma el portugués Henrique Pereira, biólogo conservacionista y líder del grupo de científicos que participaron en el estudio, primer autor del artículo.

"Todos los enfoques tienen ventajas e inconvenientes. Creemos que nuestro enfoque (...) proporciona la estimación más completa de las tendencias de la biodiversidad en todo el mundo", añade, citado en el comunicado.

Los investigadores calcularon el impacto de los cambios en el uso del suelo sobre los servicios ecosistémicos, es decir, "los beneficios que la naturaleza proporciona a los seres humanos", y analizaron cómo podrían evolucionar éstos y la biodiversidad, teniendo en cuenta la creciente importancia del cambio climático.

En los tres escenarios evaluados -desde el desarrollo sostenible hasta las altas emisiones de gases de efecto invernadero- "los impactos combinados de los cambios en el uso de la tierra y el cambio climático provocan la pérdida de biodiversidad en todas las regiones del mundo", aunque existen "variaciones considerables" entre las zonas.

"El objetivo de los escenarios a largo plazo no es predecir lo que ocurrirá", sino "comprender las alternativas y, por tanto, evitar trayectorias que puedan ser menos deseables y elegir aquellas que tengan resultados positivos". Las trayectorias dependen de las medidas elegidas y estas decisiones se toman día a día", explicó la bióloga portuguesa Inês Martins, de la Universidad de York y coautora del artículo publicado en Science.

En este contexto, cobra relevancia el descubrimiento, realizado a través del metaanálisis publicado por la AAAS, de que "en dos tercios de los casos, las acciones de conservación tuvieron un efecto positivo, mejorando el estado de la biodiversidad o al menos frenando su declive".

El equipo de investigadores dirigido por Penny Langhammer, profesora asociada de Biología en la Universidad Estatal de Arizona y vicepresidenta ejecutiva de la organización no gubernamental Re:Wild (que aboga por la recuperación y protección de la biodiversidad en todo el mundo), reveló que las intervenciones más eficaces y efectivas son las "dirigidas a especies y ecosistemas, como el control de especies invasoras, la recuperación de hábitats, las áreas protegidas y la gestión sostenible".

Aunque cada año se gastan miles de millones de dólares en acciones de conservación destinadas a "detener y/o revertir la pérdida de biodiversidad y la degradación de los ecosistemas (...) aún quedan por alcanzar muchos objetivos internacionales de conservación, incluidos los establecidos por el Convenio sobre la Diversidad Biológica".

El estudio sostiene que, para determinar las medidas futuras, es necesaria una evaluación en profundidad de los objetivos políticos y un análisis de los resultados de las actuales intervenciones de conservación en términos de biodiversidad.

Y, para invertir la crisis mundial de la diversidad, las acciones de conservación deben aumentar y aplicarse de forma más amplia, lo que "requerirá importantes inversiones adicionales en muchos sectores de la sociedad", afirman Penny Langhammer y sus colegas.