"[Espero] que la privatización tenga éxito lo antes posible", afirmó Miguel Frasquilho, en la comisión parlamentaria de investigación sobre TAP, subrayando que, si el Estado mantiene una participación en la empresa, debe ser "claramente minoritaria".

Durante la audiencia de tres horas, que tuvo lugar mientras el Presidente de la República hablaba al país sobre la decisión del Primer Ministro de mantener al ministro João Galamba, que supervisa TAP, Miguel Frasquilho, que fue "presidente" de la aerolínea entre 2017 y 2021, reiteró que la alternativa a la intervención del Estado en 2020 "era cerrar TAP".

Cuestionado por la diputada bloquista Mariana Mortágua sobre los servicios de consultoría prestados a TAP, por valor de 1,6 millones de euros, por el ex directivo Fernando Pinto, tras su salida de la aerolínea, Frasquilho confirmó que se hicieron varias "consultas informales", por teléfono o físicamente en las instalaciones de la compañía.

"Yo mismo estuve con él durante ese tiempo, y el doctor Diogo Lacerda Machado estuvo más veces que yo", dijo, añadiendo que no participó en las decisiones relativas a las condiciones contractuales.

En cuanto al acuerdo de prejubilación con el ex director Max Urbahn, impugnado judicialmente por TAP, Miguel Frasquilho dijo que tenía conocimiento de ese acuerdo, tratado por el comité ejecutivo después de su firma, pero que había sido una decisión tomada con el apoyo de los servicios de TAP y que le aseguraron que "no había ningún problema".

Interrogado por el diputado comunista Bruno Dias sobre si era consciente, en el momento de elaborar el plan de reestructuración, de que se estaba despidiendo a trabajadores que podrían ser necesarios cuando se reanudase la operación, como está ocurriendo, Frasquilho reiteró que las "decisiones horribles" que hubo que tomar se basaron en las proyecciones de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo(IATA) disponibles en aquel momento.

En cuanto al diputado socialdemócrata Hugo Carneiro, que preguntó por el plan estratégico de TAP a partir de 2017, con la entrada de David Neeleman, Miguel Frasquilho dijo que le parecía un plan "bien diseñado" y "fundamentado". "La estrategia parecía tener mucho sentido", ha subrayado.

El también ex Secretario de Estado explicó que la posición geográfica de Portugal es privilegiada para acceder a mercados como Norteamérica, Sudamérica y África y que el intercambio de aviones Airbus A350 por el Neo también tenía sentido.

"Por lo que aprendí a través, por ejemplo, del ingeniero Fernando Pinto, los A350 sólo eran mejores en términos de uso y más eficientes que los A330, si TAP hacía vuelos de más de 11 horas. En aquella época, TAP sólo tenía dos vuelos de más de 11 horas: Porto Alegre y Maputo", explicó.

En cuanto a la operación en Oporto, donde TAP abandonó rutas, Miguel Frasquilho dijo que, aunque la compañía ha intentado satisfacer las demandas de las distintas regiones, estas rutas tenían que ser rentables.

"TAP no es fuerte en el punto a punto, es fuerte en el modelo 'hub and spoke' [un aeropuerto distribuye a otros lugares]. Creo que Oporto es muy importante, es en el norte donde el tejido empresarial portugués tiene más peso, por lo que TAP debe intentar ofrecer el mayor número posible de rutas desde Oporto, [...] pero un 'hub' no funciona a 300 kilómetros de distancia del otro, ni siquiera a 600 y mucho menos a 300", señaló.

Por este motivo, la aerolínea tuvo incluso que cerrar algunas rutas desde el aeropuerto Sá Carneiro, porque "de punto a punto, TAP nunca será competitiva con las 'low cost'", afirmó Miguel Frasquilho.